jueves, 7 de octubre de 2010

EL CHE NO HA DEJADO DE CAMINAR POR AMÉRICA *

Por. Carlos Guillermo Maldonado **

Este artículo ha sido elaborado a petición del Frente Popular, con fines de recuperación del pensamiento y práctica del Che Guevara, y de uso para la formación política.

Después de haber contemplado impávidos la intentona de golpe de estado en Ecuador, pareciera que las palabras del Che en su “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”, empiezan a tomar sentido para América Latina, después de más de 40 años de su alocución: “Los comienzos no serán fáciles; serán sumamente difíciles. Toda la capacidad de represión, toda la capacidad de brutalidad y demagogia de las oligarquías se pondrá al servicio de su causa. Nuestra misión, en la primera hora, es sobrevivir, después actuará el ejemplo perenne de la guerrilla realizando la propaganda armada en la acepción vietnamita de la frase, vale decir, la propaganda de los tiros, de los combates que se ganan o se pierden, pero se dan, contra los enemigos”[1]

Sin embargo, para muchos estas palabras son totalmente desfasadas. ¿Cómo otra guerrilla se levantará de nuevo en suelo americano cuando ya se firmó la paz por varios de esos movimientos; cuando la democracia se ha instalado, para bien o para mal, en nuestros países; cuando ya se respiran otros aires? Empero, a esos habrá que recordarles que la guerrilla más vieja del continente, las FARC no se ha desmovilizado y no por que ellas no hayan buscado por todos los medios, la paz y el diálogo, sino por la intransigencia de la oligarquía colombiana y el Imperialismo norteamericano, que pretenden que entreguen las armas sin garantías reales que beneficien al pueblo. Por tanto, la guerra será una constante en ese país y será la salida de nuevo para otros tantos pueblos cuyas oligarquías no quieren ceder un ápice de poder aún dentro de relaciones capitalistas. Tal es el caso de México, Guatemala y Honduras.

Pero eso, que es un eufemismo ya que en estos tres países la guerra se ha instalado no de forma abierta y formal, pero si de manera disfrazada dentro del “combate al narcotráfico” tiene visos de extenderse a otras naciones por parte del Imperialismo norteamericano ya sea por medio de esta variante o por los golpes de estado, con sus propios artilugios y caretas.

El golpe de Estado en Venezuela en el 2002, luego el golpe petrolero en ese mismo año y el constante asedio contra su revolución; el golpe de Estado contra Manuel Zelaya en Honduras en el 2009 y ahora, el conato de golpe contra el Presidente Correa en Ecuador en el 2010, así lo atestiguan. Eso sin contar el bloqueo a Cuba desde hace más de 50 años y la guerra constante que Estados Unidos y su bloque imperialista europeo han mantenido contra ella desde los inicios de su Revolución. Eso sin contar a Nicaragua, Guatemala y El Salvador.

Por tanto, los que no han tenido una visión profunda y global de esa guerra han sido los mismos revolucionarios. Han confiado en la palabra “democracia” que en los labios espurios imperiales y oligarcas no tiene valor alguno. La pisotean a la menor amenaza de sus intereses. Incluso, diseñando una estrategia brillante para incorporar y cooptar a muchos de los que otrora fueron combatientes o cuadros de los movimientos revolucionarios, han creando las Organizaciones No Gubernamentales –ONG’s- que luego de las firmas de los Acuerdos de Paz en los países en conflicto, nacieron como hongos tras la lluvia. Los otrora revolucionarios, abigarrados en ellas, pretenden aportar al desarrollo de sus pueblos cuando lo que hacen es mediatizar la lucha revolucionaria por medio de una visión asistencialista del desarrollo. Atados a éstas por la necesidad, no pueden hacer nada por desestructurar su visión la cual no es por amor al prójimo, sino por lástima y caridad. No para rescatar de la miseria a las masas depauperadas, sino para mantenerlas en ella y evitar que lleguen a un nivel de vida digno desde donde pudieran conocer su realidad y transformarla.

Lo digo, porque esos baluartes, esas cabezas de playa, inofensivas, inocuas, son las que está utilizando el Imperialismo y las oligarquías para confundir a los “pobres” y con el auxilio de ellos tumbar gobiernos legítimos. Ejemplos, Venezuela, Honduras y hoy, Ecuador.

Asimismo, se estrena la “democracia” como forma mediatizadora, sin embargo, cuando los pueblos se apropiaron de ella empezaron a torpedear los procesos genuinos, populares, emanados de sus filas. Esto ayuda a entender que a la democracia hay que ponerle apellido. Del lado derecho, la democracia burguesa en la cual se sienten cómodos la oligarquía y el Imperialismo pues dentro de su “legalidad” imponen sus intereses a los pueblos a quienes tienen encandilados, embrujados en una ficticia participación a través de la marginalidad del voto. Por el otro lado, la democracia popular, socialista, con su carácter de base y participativo que por esa naturaleza no conviene a los primeros que tratan de socavarla por todos lados. A pesar de ello, los pueblos, poco a poco, se han ido dando cuenta del engaño y utilizando las mismas herramientas burguesas, han ganado elecciones. Han puesto a sus candidatos y han hecho desde la legalidad de esas leyes los cambios precisos para el beneficio de las mayorías, empezando con cambiar esos candados jurídicos que les aprisionan en la búsqueda de la libertad económica, política e ideológica tomando distancia del Imperio. Muy lejos o no mucho, pero esa es la tónica dominante en América.

Ahora bien, cuando las contradicciones se agudizan se acrecientan las tensiones.

Estados Unidos, como cabeza del Imperialismo mundial, atraviesa por una espiral crítica, su déficit es cada vez más grande, sus reservas monetarias dependen en gran parte de la economía china quien posee gran parte de sus activos; está empantanado en dos guerras con repercusión mundial en Irak y Afganistán donde los costos de su mantenimiento es una sangría constante a su presupuesto y por si eso fuera poco, su economía no está creciendo al ritmo deseado para solventar esos billonarios gastos. De esa tónica se desprende que esté desesperado por recuperar el control de una zona que antes le era totalmente proclive como lo es América del Sur cuyos costos de extracción de materias primas, obviamente por la cercanía con su territorio, le resultaba más barato al funcionamiento de su economía,

De esa cuenta, la democracia tutelada que se le ha ido escapando entre los dedos es necesario trocarla por una nueva oleada de gobiernos fascistoides a guisa de los de la década de los ochentas. Sin embargo, los pueblos no están para nada de acuerdo en volver a vivir los genocidios de esos años. Una prueba de ello, el respaldo regional e internacional que los demás países dieron a Correa en Ecuador ante el intento de derrocarlo y asesinarlo.

No obstante esos reveses, el Imperialismo no escatimará en pisotear los principios mismos de la “democracia” para lanzarse sobre las naciones que hoy, bajo su visión prepotente, no siguen sus mandatos. Y, aquí nuevamente quiero recurrir al Che:

“Para nosotros está clara la solución de este interrogante; podrá ser o no el momento actual el indicado para iniciar la lucha, pero no podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos derecho a ello de lograr la libertad sin combatir. Y los combates no serán meras luchas callejeras de piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas; ni será la lucha de un pueblo enfurecido que destruya en dos o tres días el andamiaje represivo de las oligarquías gobernantes; será una lucha larga, cruenta, donde su frente estará en los refugios guerrilleros, en las ciudades, en las casas de los combatientes -donde la represión irá buscando víctimas fáciles entre sus familiares- en la población campesina masacrada, en las aldeas o ciudades destruidas por el bombardeo enemigo.

Nos empujan a esa lucha; no hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla”.[2]

¿Acaso no han vivido eso nuestros pueblos? Claro que sí, pero desarticulados, la lucha ahora será regional, continental. En unos puntos más álgida que en otros pero ahora será de todos. No la queremos, la evitaremos por todos los medios, pero si el Imperialismo con sus locuras desesperadas por no perder su poder y privilegios la lanza que más pueden hacer las naciones que hoy se enfrentan directamente contra el águila calva. ¿Qué pueden hacer los revolucionarios de las otras provincias de Nuestra América ? ¿Quedarán de brazos cruzados mientras las fuerzas del pasado avanzan masacrando a las del futuro? No. Por supuesto que no, tendrán que juntarse para pelear contra los neonazis que amenazan a la humanidad. Si se frenó su avance en al otrora Unión Soviética, sufrirán una aplastante derrota en estas tierras por parte del Ejército de Proletarios de América.

“La gran enseñanza de la invencibilidad de la guerrilla prendiendo en las masas de los desposeídos. La galvanización del espíritu nacional, la preparación para tareas más duras, para resistir represiones más violentas.

El odio como factor de lucha ; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal.

Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión; hacerla total. Hay que impedirle tener un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego fuera de sus cuarteles, y aun dentro de los mismos: atacarlo dondequiera que se encuentre; hacerlo sentir una fiera acosada por cada lugar que transite. Entonces su moral irá decayendo”. [3]

Quisiéramos evitar ese futuro, pero pareciera que ese futuro nos aguarda a la vuelta de la esquina; las señales son alarmantes. El asedio es constante y mientras muchos no entiendan que no es posible pensar en la paz dentro del capitalismo, por tanto más factible pensar en la guerra, el Imperio y sus lacayos oligarcas seguirán conspirando amparados en esa candidez de los que creen que basta solo con exasperarse ante sus desmanes dejando de lado la preparación para esa guerra que los imperialistas y sus lacayos oligarcas si tienen planificada. Sin pecar de apologistas del conflicto es necesario aclarar que la guerra ya sea de baja o alta intensidad es la constante del capitalismo, lo que pasa es que ciertos sectores de la población, especialmente las clases medias y capas altas de la sociedad no la viven, sin embargo, ésta es una cotidianidad en muchas comunidades de nuestras diferentes regiones. Por ello, esos estratos le siguen apostando a las elecciones donde las organizaciones políticas de la oligarquía son las que siguen copando los espacios, dejando a las fuerzas de izquierda, una pequeña porción que avala con ello ese sistema putrefacto con lo cual tratan de desarticular a las fuerzas más revolucionarias y progresistas a nivel continental, regional y nacional.

No obstante, las reyertas, los motines, las marchas pacíficas que cada vez son más reprimidas violentamente y que son expresiones cada vez más frecuentes del pueblo son claras señales de descontento e inconformidad y eso intranquiliza a los dueños del capital. Ven que su misma democracia no es capaz de contener esas exposiciones pues ésta está asentada en el engaño y la estafa. Por ello, si están en el poder recurren a la represión y al fascismo y cuando no, a la conspiración y al golpe de Estado y nuestros países, en este caso Guatemala, ya tiene varias señales que eso a ello se aproxima vertiginosamente.

¿Estaremos preparados para esa nueva ofensiva de la derecha cuartelera y fascista? ¿Estaremos preparados para llevar a cabo una guerra prolongada contra el Imperialismo?

La preparación incluye acción, pero ésta debe estar basada en lectura, reflexión, autocrítica. Lo cual no significa que sea crítica prepotente contra los demás, sino un análisis de nuestros errores y fallos; sobre nuestras actitudes mezquinas formadas por el capitalismo y que al tener conciencia de ellas tenemos que irlas extirpando; y, sobre nuestras debilidades y limitaciones. Conscientes de ello, podremos trazar las estrategias para enfrentarnos al verdadero enemigo de clase y de historia. Ahí, si podremos recitar junto al Che máxime cuando se aproxima un año más de conmemorarse su caída en combate:

“En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ése, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria”.[4]

* Este artículo fue elaborado por el autor en conmemoración de un año más de la caída del Che en combate en Bolivia por la Revolución latinoamericana y mundial.
** Economista y Profesor en Historia por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Miembro del Frente Popular de Guatemala.

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[1] Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental. Ernesto Che Guevara

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