La
explotación que padece la clase trabajadora se refiere al despojo que realizan
los burgueses (dueños de la tierra, las fábricas, la banca, etc.) de las
ganancias producidas por la clase trabajadora. Así, mientras aquellos se
enriquecen cada día más de esta forma, a nosotros los trabajadores se nos
mantiene en la miseria.
Pero
la explotación va mucho más allá. Está ligada con el dominio económico y
político de la burguesía local y global, el cual se convierte también en
despojo de los bienes comunes y naturales, de los recursos públicos, de los
impuestos, etc. para garantizarse una mayor ganancia en su favor (acumulación
de capital), a costa de afectar nuestras condiciones de vida.
¿Dónde se observa con mejor claridad
la explotación?
Nosotros,
la clase trabajadora, que dejamos nuestra vida en las fábricas, fincas,
comercios, bancos, etc., sabemos que día a día enfrentamos un problema
fundamental: la insatisfacción de nuestras necesidades vitales familiares.
Quienes
se encuentran desempleados saben que están completamente excluidos. Las mujeres
que trabajan en su casa saben que no perciben ninguna remuneración, a pesar de
ser fundamentales para la reproducción y cuidado de la vida. Los que trabajan
en la economía informal saben de sus penurias, día a día, para llevar un plato
de comida a la mesa de sus familias. Los campesinos padecen de la carencia de
tierra y quienes trabajan en las fincas saben que no gozan del salario mínimo,
les dan empleo por meses y son sometidos a condiciones de trabajo familiar
profundamente expoliadoras. Los migrantes saben que son expulsados y obligados a buscar una opción, generalmente para ser explotados en otros países. El
aporte de los trabajadores del arte y la cultura no es reconocido siquiera como
trabajo, son despojados de sus obras por intermediarios que lucran con ellas y no gozan de
protección social. Quienes tienen un trabajo saben que los salarios no alcanzan
para cubrir las necesidades.
La
clase trabajadora y los pueblos originarios sabemos, además, que la minería,
los proyectos hidroeléctricos, la palma aceitera y la caña de azúcar, así como los
megaproyectos, conllevan el despojo de nuestras tierras y territorios, la
contaminación de nuestros ríos y el despojo de nuestras riquezas comunes.
¿Cuánto ganás mujer y hombre
trabajador?
Para marzo de este año, cubrir los costos de la canasta básica ampliada requería de Q. 8,167.35 al mes. Sin embargo, quienes trabajamos en actividades agrícolas y no agrícolas sabemos que nos pagan menos del salario mínimo, que para este año es de Q. 2,992.37. Pero quienes trabajamos en actividades de exportación y maquila, cuando bien nos va, sabemos que el salario mínimo es de Q. 2,758.16. Quienes trabajamos en casa particular, sabemos que se nos paga por debajo del salario mínimo y se nos obliga a jornadas extenuantes de 16 horas, se nos niega la seguridad social, se nos violenta constantemente para explotarnos aún más y se nos despide con acusaciones falsas y sin prestaciones, etc.; por eso exigimos la ratificación del Convenio 189 de la OIT sobre el trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos. Es decir el salario no nos alcanza ni siquiera para cubrir la canasta básica alimentaria, cuyo costo es de Q. 3,537.28.
¿Cuál es la alternativa?
Por
las características de la explotación que padecemos, el poder lograr mayores
salarios y mejores servicios públicos que garanticen nuestros derechos a la salud,
nutrición, educación, seguridad social,
etc., es de suma importancia como parte de la lucha que debemos librar de forma
organizada.
Sin
embargo, la lucha anterior es insuficiente porque la explotación hace parte del
régimen capitalista que padecemos, el cual se complementa con el despojo y el
dominio sobre nuestra clase social. Mientras no logremos un sistema económico
donde los medios de producción sean propiedad social (de todas y todos los
trabajadores) y, por consiguiente, los frutos del trabajo sean distribuidos con
equidad para todo el pueblo, la explotación y el expolio seguirá vigente. Por
eso, nuestra teoría y nuestra experiencia histórica permiten afirmar que la
alternativa está en luchar por construir el Socialismo, único sistema donde desaparecerá la explotación del
hombre por el hombre.
¡Viva la Clase Trabajadora!
¡A luchar por el Socialismo!
Frente Popular