Por Antonio
Castillo
En
un país donde predomina el clasismo, el racismo y el machismo, la candidatura
de una mujer campesina y maya como la de Thelma Cabrera, del Movimiento para la
Liberación de los Pueblos (MLP), es convertida en el foco de agresión por
quienes reproducen este tipo de pensamiento y prácticas deleznables. Esto se
expresa en múltiples espacios y redes sociales, religiosas, políticas y
académicas en las cuales se desnuda la ideología dominante.
En
particular, contra dicha candidatura y organización política, viene pesando la
campaña millonaria de carácter mediático, político y de persecución judicial
que empresas en específico, el sector empresarial organizado, el conjunto de
partidos políticos de derecha y sucesivos gobiernos pro-empresariales, han
venido implementando contra el Comité de Desarrollo Campesino (Codeca) y sus
dirigentes. Esta campaña se explica por la confrontación que esta organización
campesina despliega frente a los intereses de poderosos sectores con ansias de
apropiación de bienes comunes, que realizan cobros excesivos en materia de
energía eléctrica, artífices de múltiples privatizaciones e impulsares de políticas
para beneficio propio.
Con
su participación el MLP ha roto con un conjunto de esquemas de participación
electoral. Contrario a lo que sugeriría algún experto en marketing político,
esta organización política ha decidido lanzar a Thelma Cabrera como propuesta
presidencial. Una mujer maya-mam como ella, de entrada contradice los estereotipos que la
hegemonía dominante impone para un aspirante a la presidencia: urbano, empresario,
profesional, vestido de marca, de aceptable manejo del castellano como idea de “buen
hablar”, sinónimo de blancura y belleza occidental, y mejor si es hombre o, en
su “defecto”, que refleje los valores y prácticas patriarcales.
Su
candidatura presidencial, además, es la voz para irradiar un conjunto de
propuestas que atentan contra el poder económico, social y político imperante. Entre
otras medidas plantea la nacionalización de las empresas privatizadas, la
recuperación de los bienes y servicios del Estado y políticas que garanticen los
derechos individuales y colectivos a la educación, salud, vivienda, de los
pueblos indígenas, los trabajadores y las mujeres. También propone el apoyo a
pequeños agricultores y a agricultores de subsistencia, lo que incluiría
dotación de tierra en usufructo, financiamiento, insumos y asistencia técnica;
el apoyo a pequeños y medianos empresarios a partir de garantías de crédito y
facilidades tributarias. Como corolario, plantea llevar a la práctica el
combate a la corrupción y los privilegios, entre los cuales sitúa la disminución
sustancial del salario de los altos funcionarios públicos –incluido el suyo- y
la supresión del antejuicio.
Estratégicamente
propone la integración de una Asamblea Nacional Constituyente Plurinacional y
Popular, como momento fundamental para la constitución de un Estado
Plurinacional y Popular donde estén incluidos sujetos colectivos históricamente
marginados.
Lo
anterior hace que la propuesta del MLP haya sido vedada por medios de difusión
masiva, tales como el monopolio de televisión abierta en manos extranjeras,
radiodifusoras propiedad de políticos perseguidos por actos de corrupción y
otros medios conservadores que, cuando la incluyen, lo hacen de forma marginal
y tergiversada. En su mayoría son medios que operan los lineamientos de
ocultamiento y ataque a una propuesta venida desde los marginados de tez morena,
de origen rural y campesino, criminalizados y judicializados por su
enfrentamiento a un sistema económico, político y social que los ignora y
reprime.
Con
sus propuestas y en este contexto adverso, el MLP desarrolla una campaña con los
escasos recursos de sus militantes, comunidades y organizaciones sociales de
apoyo. Su fortaleza está dada en su capacidad organizativa y su larga
experiencia de lucha social, la cual es reflejada por su candidata presidencial
y la mayoría de sus propuestas a diputaciones y alcaldías.
Así las cosas, el MLP y
Thelma Cabrera constituyen una propuesta contracorriente. Expresa una política
radicalmente distinta a la que despliegan la mayoría de partidos políticos,
afincados en la corrupción, el clientelismo, así como en la gestión de intereses
empresariales, de grupos de crimen organizado y de políticos rentistas. Es una
candidatura refrendada por comunidades rurales, campesinas, indígenas y
mestizas, con lo cual adquiere un carácter contra hegemónico,
contracorriente de las relaciones de poder históricamente construidas que, materializadas
en el Estado nación, reproducen las miserias, las opresiones sociales y la
degradación ambiental.
Estas
son parte de las razones por las cuales, como Frente Popular, decidimos apoyar
las propuestas del MLP para las elecciones de 2019. Es por estas razones que
llamamos a votar por el MLP y su digna candidata presidencial, Thelma Cabrera.