Por Gil Zu Ya no publican tu columna en el Diario La Hora con tu rostro inquietante, cubriendo tu cabeza una boina parecida a la que usaba El Che.
Ya no podemos leer tu opinión llena de exasperación soñando con una Guatemala que concebías sin salvajes ni salvajadas. Te sentías lastimado por saber que en la 5a avenida de la capital en la zona 1 de las seis de la tarde en adelante deambulaban jovencitas con alma de doncellas y cuerpos de prostitutas reclamadas por señorones de la alta sociedad que a bordo de automóviles ultimo modelo las invitaban para trasladarse a un Motel, pero también lo hacían jóvenes y viejos transitando a pie porque la mayoría de soldados prefieren ir a la línea por el precio. Hablabas que te daban ganas de hacer funcionar tu arma de fuego en contra de los corruptos y que no le fueran a tocar los testículos al tigre porque te encabronabas y eras capaz de cualquier cosa. Que no le tenías miedo a nadie ni a nada.
Cuando salías de tu casa pasabas enfrente de la Iglesia de La Merced. Nunca nos dijiste que alguna vez penetraste en sus claustros para confesarte con el Padre Manserra o que te lavaste las manos en la pila con agua turbia. Pero nos enteramos cuando te metieron al bote cuando era Ministro de Gobernación Méndez Ruiz acusándote de transportar droga. Los muchachos en el No Nos Tientes te sacaron diciendo: TE CAPTURARON HUGO Y TE ENCERRARON CON LA MARA LA GRUESA. AGUANTATE MANO QUE PRONTO TE VAMOS A SACAR.
Vos Hugo. Eras topado impertinente o descollante, provocador pero en lo profundo de tu ser querías perpetuarte. Alguna vez que pensabas en la muerte has de haber repetido las palabras de Morazán enfrentado al fusilamiento: SE QUE ME VAN A FUSILAR PERO ESPERO QUE LA POSTERIDAD ME HAGA JUSTICIA
Cuando fuiste recibido por el ex presidente Vinicio Cerezo nos contaste que estuviste esperando en una sala y al salir Vinicio te dijo : HUGO : DEJE YA DE JODERME TANTO. Cuando le ibas a aclarar tu función periodística te abrazo la espalda y te invitó a tomar un trago. En otra oportunidad un grupo de escritores te invitaron a que los acompañaras en su mesa en un bar situado en la 6a avenida -A- entre 10a y 11 calle zona 1. Todos hicieron uso de la palabra, menos vos que tenias la vista fija en un solo lugar. Intempestivamente te levantaste y sin despedirte de nadie buscaste la puerta de salida y te perdiste. Yo tampoco pude pronunciar palabra y me bebi mi trago.
Hace pocos días escribí un mensaje que intitulo ADIOS A LAS ARMAS, aunque hombres como vos nos llamen ilusos, porque sigo creyendo en una nueva Guatemala como la tuya pero en un lugar situado al occidente de Guatemala que con orgullo cuando éramos patojos nos decían que la mayoría de Quetzaltecos en vez de armas de fuego prefieren libros.
Lamentablemente las maras hacen presencia en toda Guatemala debido a las profundas desigualdades que vivimos y los Quetzaltecos que mantienen sus propias raíces les duele en el corazón que existan delincuentes y violencia en una ciudad construida sobre pilares de armonía de paz y de poesía.
Ya no pudiste presenciar el nuevo amanecer para muchos de nuestros pueblos. Mientras Estados Unidos su sistema se derrumba y las corrientes de Adolfo Hitler se fortalecen en Europa, nosotros desde nuestra trinchera de lucha libramos una de las batallas mas importantes de este siglo : LA BATALLA POR LAS IDEAS.
Traté de recordarte Hugo Arce, porque mas allá de tus bravuconadas y tu mirada a lo Gabino Barrera (Buitre de la Montaña) eras muy humano. Amaste a Guatemala a tu manera y no vas a ocupar el lugar de los Poetas olvidados. Tu pluma sigue presente y vigente
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