jueves, 30 de septiembre de 2010

ES HORA DE QUE REFLEXIONEN Y DEJEN LA FAFA POR UN LADO

Por Carlos Maldonado

Los golpistas se vistan como se vistan siempre tendrán el rostro cadavérico del Imperio detrás de su máscara democrática. Hoy los seguidores de Lucio Gutiérrez y Novoa de la Sociedad Patriótica y una escisión del Movimiento Indígena Pachakutik se han unido para derrocar al Presidente legítimo del Ecuador lo que supone que la derecha que es la que ha pregonado a los cuatro vientos la democracia, cuando ésta es alcanzada por los sectores populares, o sea, la mayoría, es saboteada, vilipendiada y descalificada. La cuestión como está siendo demostrada en Ecuador es de lucha de clases, aunque los “rosaditos” digan que eso es un discurso desfasado. Sino, vean a los burgueses de Lucio y Novoa ahora codo a codo con algunos indígenas desorientados del Pachakutik a quienes refundirán en su miseria no más hayan alcanzado su objetivo: el poder.


Cuando los intereses de los sectores poderosos y las migajas que les dan a sus “perrillos falderos” son tocados y disminuidos por un gobierno democrático en aras de garantizar una mayor y mejor distribución de la riqueza, éste es asediado y saboteado por esos grupúsculos que aunque mínimos poseen el poder económico y de las armas y que coloreados con algunos “tontos útiles” de los sectores más pobres, se visten de “populares”. Cuidado, no todo el que diga “señor, señor, entrará al reino de los cielos”. No todo lo que brilla es oro.

El más reciente ejemplo: en Venezuela, en sus recientes votaciones donde resultó vencedor el Partido Socialista Unido de Venezuela –PSUV- con dos tercios de los votos frente a la fragmentada “oposición” la cual solo pudo ser juntada por los gringos bajo el gracioso nombre de Mesa de la Unidad Democrática –MUD- con la promesa de “subvencionarlos”, se sufre ahora el embate de los medios al servicio del Imperialismo desde CNN, FOX News, ABC hasta los de orden local que van desde México a la Patagonia, los cuales, ahora, repiten el mismísimo estribillo con los matices propios de los pseudoperiodistas que escriben las notas, de que el método de elección estaba diseñado por el gobierno para “favorecer” al PSUV. Sin embargo, ni esos medios ni la “oposición”, quienes tuvieron el tiempo suficiente para denunciarlo, si sabían que estaba en su contra, dijeron nada. Como se dice en Guatemala, ahora quieren buscarle tres pies al gato. Quieren hacer las de que Jalisco nunca pierde y si lo hace, arrebata.

Ahora en Ecuador, bajo el pretexto de que se verían disminuidos los beneficios de los policías por una reforma hecha por la Asamblea Legislativa, se sublevan pero en esa vorágine de rebelión se suman los elementos golpistas para “derrocar al Presidente y, esos medios se suman, en principio haciendo un silencio cómplice. No informan por horas, luego empujados a hacerlo por la misma dinámica de los medios independientes y otros estructurados bajo un nuevo concepto de periodismo como Telesur, empiezan a masticar el mismo libreto: “No es un golpe de estado, es una sublevación de policías y del ejército por una disminución de sus beneficios económicos”. Argumento que acompaña esa otra variante de golpe.

Mientras tanto, mantienen secuestrado al Presidente Correa en un Hospital que para su mala fortuna estaba recién operado de una rodilla la cual se lastimó de nuevo en el ataque que los sublevados llevaron a cabo en su contra cuando trató de dialogar con ellos en total irrespeto a su persona e investidura.

Señores periodistas, ¡esto es GOLPE DE ESTADO! No traten de engañar a la gente ni de confundirla con eufemismos como lo hicieron en Honduras donde ustedes mismos se ocuparon de culpar al mismo Presidente Zelaya de su defenestración y secuestro. ¡Qué clase de informadores son ustedes! ¡Bellacos! Con razón nadie quiere seguir en la cloaca de la Escuela de Ciencias de la Comunicación en mi país y, me imagino, de similares naturalezas en otros países.

La labor del periodista es informar verazmente, en ello entra en juego la vergüenza, la ética y el profesionalismo. Los que no toman en cuenta esos valores no merecen el título de Periodistas, porque eso conlleva una gran responsabilidad, incluyendo la pérdida de la vida misma como lo han hecho varios dignos periodistas en América del Sur y el mundo entero. Es hora de que reflexionen y ya dejen la fafa por un lado.

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