martes, 7 de septiembre de 2010

NO DEBE PERDERSE ESTA OPORTUNIDAD DE ORO

Por Carlos Maldonado

Por lo observado en estos días, creo que el momento histórico de EPA, como es la tendencia de todo movimiento, después de haberse ubicado en la cima, está languideciendo y a resquemor de lo que esta opinión pueda causar entre sus más románticos incondicionales, es necesario explicar por qué.


Los Estudiantes por la Autonomía –EPA-, se han atrincherado en la exigencia de que la Corte de Constitucionalidad de marcha atrás sobre la sentencia ya de todos conocida. El Consejo Superior Universitario, quien tiene el tiempo a su favor, no variará su postura con respecto a ello pues sabe que el desgaste es acelerado para los estudiantes. Tomando a cuenta eso, ni las intransigencias ni las dilaciones contribuyen a desentrampar el entuerto pues, mientras eso pasa, otros actores que no son visibles presionan fuerte.

Esos y Cronos van volcándose paulatinamente contra los estudiantes. A ello, se suma la denegatoria del recurso legal planteado por EPA ante un juzgado lo que corrobora que los mecanismos jurídicos se están agotando, sino es que ya. A la par que eso acontece, los muchachos que sufren el desgaste propio de la toma no consiguen del CSU más que su silente desprecio. Es lógico porque como los viejos zorros esperan a que la presa caiga por su propio cansancio.

En ese marco, el CSU ha instado a algunos docentes a buscar otros espacios para dar clases y/o utilizar la herramienta del Internet para comunicar el contenido de sus cursos. A esa táctica, se une la presión económica del no pago del salario y la incertidumbre, por lo menos de los trabajadores por contrato, si serán empleados de nuevo bajo estas circunstancias.

Un arma que está demostrando su eficacia en la descalificación de EPA y propiciar la animadversión generalizada hacia su movimiento, que por lo planteado, puede desembocar fácilmente en su desalojo violento y como corolario de esa represiva enjundia, a algunos cancelárseles sus matrículas, que es lo que desean las mentes más reaccionarias dentro del gobierno universitario, para sentar un precedente. Luego de la trifulca, la USAC abriría sus puertas y los que una vez pusieron el dedo en la llaga, prontamente olvidados en la dinámica de la vuelta a clases, la preocupación por los trabajos, exámenes, graduaciones, etc. Y, por supuesto, el único consenso a que se había llegado entre las partes, el Congreso de Reforma Universitaria, perdido en el tiempo. Así pues, se tiraría por la ventana el agua sucia de la bañera con todo y el niño.

Los argumentos estudiantiles de que la Universidad de San Carlos se ha convertido en un foco de corrupción y tráfico de influencias desde donde emanan personajes y animosidades maquiavélicas para el servicio de sí mismos y de un sistema político caduco; que la academia ha huido desde hace tiempo de sus aulas y sus institutos de investigación, son totalmente válidos y actuales, pero eso, no tendrá oportunidad de discutirse si los muchachos son echados. A como lo veo, nadie más levantará esa bandera. Ni los grupos que hoy adornan con sus banderas los portones ni los docentes en su mayoría. Los unos agobiados más por sus propias luchas gremiales y los otros más por volver a la “normalidad”.

EPA, es importante visualizar el futuro a tenor del apoyo real y genuino con que se cuenta. Quizá solo el Congreso de Reforma Universitaria sea el único camino consensuado hasta el momento. Y, eso ya es bastante. Incluso, el CSU se pronunció a su favor en un campo pagado del domingo 5 de septiembre del corriente año. Será otra batalla plantear su contenido y los plazos de su discusión y otra más, su nivel de participación. Pero primero, lo primero: sacar el más noble provecho de la ocupación.

Hacer un alto en el camino y medir lo que se ha logrado y lo que no se podrá. Para ello, auxiliarse de académicos que sí sepan a ciencia cierta cuáles son los obstáculos reales y evitar toda clase de romanticismos e influencias de personas que los ven como su boleto para acumular réditos personales y electoreros.

Si líderes de organizaciones populares realmente quieren rescatar el movimiento que inició EPA y convertirlo en un verdadero triunfo del pueblo de Guatemala, deben mediar para la solución pronta del conflicto. No aconsejar el alargamiento del mismo si no se cuenta con estrategias claras y probada certeza de triunfar, pues los únicos que sufrirán las consecuencias del fracaso serán los estudiantes.

Por otro lado, EPA debe recobrar su propia voz y no dejar que otros, que no son líderes ni estudiantes, hablen por ellos. Esa automarginación da un mensaje muy desesperanzador a los que esperamos que ese movimiento llegue a buen puerto.

Ambas partes han entrado en un pulso insondable, no obstante, los estudiantes están en clara desventaja pues el poder mediático, político y económico están a favor del CSU y no todos los que acompañan a EPA, intuyo, lo hacen honestamente. Apuesto a que muchos de ellos tienen su propia agenda secreta.

Por eso, lo fundamental es el diálogo rápido y preciso. Ese es el llamado que se les hace a las mentes más claras, sinceras y honradas que existen en ambas partes, tanto en EPA como en el CSU. El objetivo es que ganemos todos y no que se pierda una oportunidad de oro como la que los estudiantes han promovido para la comunidad sancarlista en mucho tiempo. Los docentes también es necesario que nos pronunciemos por una salida negociada y que la toma de la Universidad pueda fructificar en un cambio positivo para las nuevas generaciones que ya están solicitando su incorporación a la tricentenaria.

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