jueves, 3 de febrero de 2011

¿Ejemplo a Seguir...?

Por Camilo Martiano
Han pasado varios días y el Cairo sigue dando ejemplo de dignidad y solidaridad; por mucho que se quiera tapar o quieran tapar los medios de comunicación, los hechos son eminentes; tras el descontento de todo un pueblo en no querer seguir manteniendo a un gobernante que no ha llenado las suficientes garantías durante estos últimos 30 años. Las trasnacionales de la información poco o nada han dicho al respecto, excepto algunos medios serios que han dado continuidad a los acontecimientos que hoy embargan a toda aquella nación, que ayer fuese liberada o esclavizada por los hebreos y que hoy pretende Estados Unidos mantenerla como en aquellos tiempos faraónicos.

Al respecto han saltado ya los Estados Unidos, tratando de llevar esta rebelión a una justa y pronta “democracia participativa”, donde ellos sean los únicos que tengan el control estratégico de ese pueblo como hasta ahora. El pueblo egipcio ha demostrado, al igual que el tunecino, que solo el pueblo es el único capaz de determinar quien o quienes legislaran las leyes soberanas de sus habitantes.

¿Será que ambos pueblos nos están dando avisos importantes, para un cambio de orden participativo a través de las rebeliones, o será que estamos destinados a vivir tras los circos electoreros, esperando que cada hijo de vecina, venga a dictar nuestra autodeterminación, y con ello seguir en el adormecimiento partidista?

Creo prudente detenernos en este momento histórico y comenzar a ver que los pueblos cansados de lo mismo, llegan a tomar estas decisiones. Quizá no sean las mejores, pero en nuestra dorada Guatemala plagada de cada oportunista, se ve necesario actuar al igual que los pueblos africanos, mismos que han demostrado al mundo su propia liberación y quizás sean un Ejemplo a seguir.

Sin duda esta reflexión nos debe merecer presta atención, en aras de ir cambiando el rumbo de nuestro pueblo y comenzar a plantearnos otra Guatemala mejor, donde las oportunidades no sean motivo electorero y plataforma de discursos mediáticos que al final no sirvan para nada y sean estrictamente una perderá de tiempo.

En todo caso la participación cívica de todo un pueblo debiera pasar por organizar diferentes comités que reúnan las expectativas de toda la comuna. Es decir, comités prestos a trabajar por todos y no a trabajar por patrocinadores criollos, pensando que ellos son la mejor decisión soberana y que ellos nos va a sacar de la podredumbre en la que ellos mismos nos han sumergido y sin aliento llegamos a las urnas apostando nuevamente por el menos peor.

Es momento de reflexionar y ver los acontecimientos del viejo continente africano, momento también de andar en cuadro apretado, como dijera el celebre prócer cubano José Martí. Recordemos también que los pueblos no se unen, sino con lazos de amistad, fraternidad y amor. Es necesario avanzar en una pronta organización cívica donde quepamos todos y que nadie se quede atrás, como lo reza el viejo y sagrado libro de los mayas.

Concluyendo con nuestra modesta participación: “que formidable lección han dado las sociedades árabes sublevadas a aquellos que, en Europa, no los describían más que en términos maniqueos: es decir, como masas dóciles sometidas a corruptos sátrapas orientales, o como muchedumbres histéricas poseídas por el fanatismo religioso y electorero. En cambio, surgen de pronto, en las pantallas de nuestros computadores o de nuestros televisores (cf. el admirable trabajo de Al Jazeera), preocupados por el progreso social, en absoluto obsesionados por la cuestión religiosa, ávidos de libertad, hartos de la corrupción, mientras denuncian las desigualdades y reclaman la democracia para todos, sin excepciones”.

Lejos de las caricaturas a las que nos somete las transnacionales de la información, estos pueblos no constituyen una suerte de "excepción árabe", sino que se asemejan, en sus aspiraciones políticas, al resto de sociedades urbanas modernas ilustradas. Una tercera parte de los tunecinos y casi una cuarta parte de los egipcios navegan regularmente por Internet. Como afirma Moulay Hicham El Alaoui: "Los nuevos movimientos ya no están marcados por los antiguos antagonismos como el antiimperialismo, el anticolonialismo o el antisecularismo. Las manifestaciones de Túnez y El Cairo están desprovistas de cualquier simbolismo religioso. Es una ruptura generacional que refuta la tesis de la excepcionalidad árabe. Además, son las nuevas tecnologías de comunicación las que alientan estos movimientos. Éstos proponen una nueva versión de la sociedad civil en la que el rechazo al autoritarismo va de la mano del rechazo a la corrupción".

Gracias sobre todo a las redes sociales digitales, las sociedades, tanto en Túnez como en Egipto, se han movilizado a una gran velocidad y han sido capaces de hacer tambalear el poder en un tiempo récord. Antes incluso de que los movimientos tuvieran ocasión de "madurar" y de favorecer en su seno la emergencia de nuevos dirigentes. Se trata de uno de los pocos casos en los que, sin líder, sin organización dirigente y sin programa, la simple dinámica de la exasperación de las masas ha bastado para hacer triunfar una revolución.

La caída de la dictadura tunecina ha sido tan rápida que los otros pueblos magrebíes y árabes han llegado a la conclusión de que estas autocracias -entre las más antiguas del mundo- se encontraban, en realidad, profundamente carcomidas y no eran más que "tigres de papel". La tesis se ha demostrado con el caso de Egipto.

Por lo que este impresionante levantamiento de los pueblos árabes hace pensar inevitablemente en la gran proliferación de revoluciones en Jordania, Yemen, Argelia, Siria, Arabia Saudí, Sudán y Marruecos, hace recordar los acontecimientos de la Europa de 1848. No se debe olvidar los hechos recién pasados en Honduras que fueron una puesta en alerta a los pueblos centroamericanos y que fueron trascendentales a los intereses de los protectores de la mancillada y vilipendiada democracia; nuestro pueblo el guatemalteco se debe estar preguntando de manera insistente hacia donde nos llevan los procesos “democráticos” actuales, preguntarse si han sido lo que hemos esperado; o es que estos mismos son los que nos han llevado al rotundo fracaso. Actualmente tenemos como resultado en nuestra Demo-cracia el Estado fallido, ingobernabilidad e inmadurez política, incapaces de poder solventar los principales problemas que nos atañen, manejando ya, un discurso salvador de lo que no pudieron hacer sus antecesores.

Aunque las autoridades desmienten estas dos últimas informaciones, es evidente que las sociedades como la nuestra y las árabes; la marroquí no descarta los acontecimientos de Túnez y de Egipto como una posible liberación, dispuesta a unirse al arrebato de fervor revolucionario para deshacerse por fin del yugo feudal, y a pedir cuentas a todos aquellos que, en Europa y durante décadas, fueron cómplices de las "dictaduras amigas". Es entonces pueblo, unirnos o quedarnos de brazos cruzados, esperando que la “Democracia” amiga de los feudos, sea la que nos libere del yugo y que los procesos amañados electorale, sean el garante para nuestra pronta liberación. Finalmente ¿Será un ejemplo a seguir? Pregúnteselo usted.

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