Egipto en el ojo de la historia

Por Carlos Maldonado

Hoy ya es viernes (4 de febrero) por la tarde en Egipto. La hora del rezo del mediodía ha pasado, la hora más importante, pero aún queda la del atardecer que se llevará a cabo en poco tiempo. Hoy viernes no solo es un día importante dentro del ritual cotidiano islamista sino también se cumple el plazo que dieron los opositores a Mubarak para que dimita. Mañana sábado es posible que el mundo amanezca con nuevas realidades.


Mubarak ha sido abandonado por las potencias imperialistas en un reacomodo de sus piezas ante la abrumante realidad de las protestas. Para ellas, lo importante es conseguir una “transición pacífica” que coloque a sus leales al frente de tan importante país, sin embargo, como lo dije ayer, eso también lo tiene en cuenta la oposición egipcia que ha ido de menos a más. Ellos también saben jugar ajedrez.

De resultar victoriosa la oposición habrá una reconfiguración en el mapa de poder de la región, incluyendo en ella a Europa pues la composición árabe dentro de su población es muy significativa, especialmente en sus antiguas metrópolis como Francia, Inglaterra, España e Italia. Israel tendrá que replegarse tras un discurso más conciliador y abandonar la prepotencia pues quedaría entre dos frentes, por un lado Egipto ya no en calidad de aliado con un escrutinio e inclinación hacia sus hermanos de fe en la cientos de veces violada Gaza donde gobierna Hamas y por el otro, Líbano, donde la mayoría del gobierno lo ostentan las fuerzas leales al Hezbolá de Nasralá. Dos fuerzas de corte islamista. Así también, a pesar del control férreo que el estado sionista ejerce sobre Cisjordania, ésta está del lado occidental de Jordania donde el rey Abdalá acaba de disolver su parlamento ante la presión de los manifestantes y Siria que nunca ha ocultado sus simpatías por la causa Palestina. Así pues, el panorama se pone interesante, a pesar de la falta de información veraz ya que, en la escasa y tergiversada que los medios de propaganda del consorcio mediático del Imperialismo nos trasladan, los pueblos árabes son tachados en su mayoría de “terroristas, extremistas y fanáticos”, que no dudo lo serán algunas facciones, pero no todos, por mayoría digo, se adscriben a semejante visión. De hecho, las manifestaciones nos arrojan que su espontaneidad estriba en la configuración en ellas de diversas tendencias y colores. Aunque hay que hacer notar que esa visión “espontaneista” nace de la ignorancia que tenemos los lectores occidentales de procesos que se han venido incubando por décadas dentro de esos pueblos sojuzgados por monarquías y “democracias” corrompidas por el Imperialismo global y, en vez de servir a sus pueblos se han convertido en sus tiranos.

Realmente, espero que dichos movimientos confluyan en una conformación de estados laicos y de democracia participativa, donde la mujer tenga un papel central con miras a la construcción de una sociedad más culta e igualitaria para irse despojando de liderazgos estrechos y corruptos. De esos, los pueblos se van hastiando.