miércoles, 25 de agosto de 2010

Pedro Trujillo: una mente colonial

Por Carlos Maldonado

Me molesta mucho cuando un personaje que no conoce plenamente de lo que escribe se erige en un conspicuo opinante. Tal es el caso de Pedro Trujillo que, sin siquiera pertenecer a la comunidad universitaria de la San Carlos , cree tener la solución para ponerle fin a su crisis. Entonces esboza una serie de incoherencias acerca de ella, en el diario de mayor circulación de este país, como es Prensa Libre en su edición de hoy 24 de agosto de 2010. No porque me oponga a las opiniones diversas sino porque algunas opiniones en vez de desactivar los conflictos más bien, instan a la violencia.


El señor Pedro Trujillo en su columna de hoy llamada “Encapuchados” hace señalamientos infundados y despotrica en insultos contra los miembros de Estudiantes Por la Autonomía –EPA-, a quienes ni conoce ni sabe de sus luchas y contra las autoridades a quienes culpa de tibios y con ese epíteto pretende auparlos hacia la confrontación. Me parece que es una falta de respeto de alguien que, ni por asomo, está al tanto de las interioridades de la realidad que se ventila y que ignora que la toma de la USAC es solo la punta del iceberg de un enorme cúmulo de problemas irresueltos.

Las circunstancias que llevaron a aquellos a realizarla nacen de la problemática profunda que padece la USAC. Pero eso, es una crisis que tiene que atenderse a través del diálogo serio y abarcativo a todos los sectores de la USAC, y no con desalojos ni con violencia contra los muchachos, como lo plantea el articulista, que aún con pasamontañas o no, han puesto el dedo en la llaga. Trujillo se devana en calificativos insustanciales con los cuales trata de ningunear a los estudiantes (peludos, desgarbados, encapuchados) quienes, aún sin la experiencia y la madurez de los profesionales, han evidenciado las contradicciones de nuestra máxima casa de estudios. No emite una posición seria a la altura de lo que él mismo, en otras ocasiones, se ha jactado de ser: un docente de la Francisco M arroquín.

Es más, si las autoridades de la USAC, al igual que Trujillo, van con la intolerancia por delante no iremos a ningún lado. Al contrario las cosas se agravarán.

Sé que dentro del Colegio Mayor donde trabaja Trujillo eso jamás pasará pues allí la estructura educativa está diseñada para que el alumno solo sea receptáculo de cualquier información que provenga de las “vacas sagradas” como Trujillo, en la San Carlos , por lo menos en algunas unidades académicas y por parte de algunos catedráticos, entre los que considero contarme, aún se goza de los criterios que los alumnos esbozan acerca de lo que los docentes dictamos desde la cátedra. Se pretende así que la educación superior sea un diálogo constante y constructivo acerca de una serie de propuestas científicas que los alumnos puedan enriquecer e, incluso, superar por su propio razonamiento y esfuerzo. Eso es lo que marca la diferencia entre una Universidad y un Colegio Mayor. Eso es lo que jamás podrá realizar Trujillo dentro del ambiente en que se desenvuelve de la Marroquín, donde la ideología férrea que tienen que aprender a mascullar los alumnos es la neoliberal que, a pesar de haber demostrado su fracaso evidente en las sucesivas y constantes crisis capitalistas, se sigue enseñando en sus recintos. Nada más apegado al dogma.

Pero dejando al señor Trujillo de lado y por la simpleza de que cada ser humano tiene una porción de la verdad, insto a las autoridades de la USAC a primar el diálogo sobre todas las cosas con el fin de desactivar esta crisis. Lo demás ya es campo de los represores que jamás han soportado que alguien más le refute la idea que tengan del mundo.

Cuando el razonamiento y el diálogo son descartados de cualquier ámbito, los que se creen poderosos pronto recurren a las descalificaciones contra los que consideran sus adversarios o enemigos, para luego pasar a la violencia y la represión. Seamos justos y ecuánimes, eso hablará más que cualquier cosa de nuestro carácter noble.

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