viernes, 16 de julio de 2010

LAS MULADAS DE LA GOBERNADORA BREWER Y LAS "MULAS" DE LA FRONTERA

Por E. Wilfredo Lanuza
Militante del Frente Popular

Viendo un noticiero en la televisión –de un canal defensor de los intereses yanquis, por cierto- escuché cuando comentaban sobre un hecho que ha causado mucha polémica dentro de los Estados Unidos y dentro del continente americano entero, debido a las consecuencias que las decisiones que la ultraderecha conservadora del imperio del norte está tomando respecto a los emigrantes ilegales que deciden viajar allá.

El hecho comentado me llamó la atención debido a su importancia. Decían los comentaristas que la gobernadora de Arizona, Jan Brewer había dicho abiertamente que la mayoría de los inmigrantes ilegales eran o se convertían en “mulas” (transporte de droga que utilizan los narcotraficantes).

La importancia de esas declaraciones radica en primera instancia en el hecho de que se dan en un contexto de guerra abierta contra la inmigración, parte de lo cual fue la polémica y racista ley SB-1070 que inició la legalización de medidas racistas, ya que la policía puede apresar a cualquier persona por el simple hecho de tener rasgos físicos latinoamericanos.

Ahora, cuando escucho esas declaraciones, no puedo evitar pensar en el pasado colonial de Guatemala, ya que son precisamente las mismas tácticas racistas usadas contra el otro -el que debe ser descalificado a fin de que se demuestre que es inferior-, contra el que debe ser aprovechado económicamente para que la economía sea rentable.

Porque el trasfondo de todo racismo se origina en motivos económicos, como bien lo demostró Severo Martínez en La patria del criollo. Es decir, siempre encuentra su explicación en la perspectiva clasista, aún cuando muchos intelectuales se esfuerzan por meter confusión al respecto. Y detrás de esa actitud siempre hay una intención que queda transparentada cuando se le analiza con un poco de detenimiento, de esconder la realidad de la existencia de clases sociales en pugna y, por lo tanto, de la lucha entre clases.

Existe, me parece, en la situación actual de la economía mundial en lo general y de la economía estadounidense, en lo particular, un serio problema sin resolverse respecto ala crisis, ya que esta no da señales sólidas –en mi opinión- de solucionarse todavía y el panorama hacia el frente no es tan alentador.

Es cierto que hay una disminución drástica en la disponibilidad de fuentes de trabajo para los estadounidenses, pero ese no es un problema de la inmigración, por la simple y sencilla razón de que ésta última no puede competir con los gringos porque los trabajos que reciben mientras están dentro del territorio yanqui son los que los nacionales no desean hacer. Es decir, no puede haber competencia en donde lo que está disponible es lo que los otros no están interesados en obtener.

Dicen algunos otros por allí que los inmigrantes ilegales representan un costo para la economía. Pero eso es también falso porque los sueldos que reciben quienes emigran hacia allá, son de lo más bajo que puede existir y, si a eso agregamos que muchos de los que hacen trabajo agrícola en las rancherías, están literalmente en condiciones de esclavitud, sin ninguna protección, entonces, lo que sí resulta es que esa mano de obra resulta en una gran rentabilidad que no se obtendría empleando trabajadores estadounidenses. Es el aumento de la plusvalía a costa del nivel de vida de los inmigrantes.

Pero lo que también es posible lograr que con la persecución se dé en la práctica es una disminución mayor del valor de la mano de obra, porque a cambio de ser acusado ante las autoridades, un ilegal debe aceptar las condiciones de trabajo que se le ofrezcan. Dicho de otra forma, la persecución llevaría a un incremento de la plusvalía.

Decía Severo –debemos recordar al citar las palabras del gran historiador guatemalteco que estamos hablando de épocas y formaciones que difieren en muchos aspectos, aun cuando la esencia de los fenómenos tenga la misma raíz: la explotación- en La patria del criollo, refiriéndose a los prejuicios que sustentaban el racismo y que tenían una raíz económica nos dice:

“El trabajo libre significaba un encarecimiento inmediato de la mano de obra, y esto era lo que los criollos tenían que evitar con disimulo, sin que la verdad saliera a luz. Para cubrir esa verdad nacieron y se conservaron los tres prejuicios criollistas arriba enunciados. Los tres tenían la misma finalidad: adelantarse, interceptar, salirse al paso a la consideración de que los indios trabajarían de buena gana y vivirían en mejores condiciones si tuvieran la posibilidad de contratar libremente el precio de su fuerza de trabajo. Los tres trabajos servían para impedir el planteamiento de esta última posibilidad. Al asegurar por adelantado que el indio es haragán por naturaleza, queda sobrentendido que no trabajará a ningún precio. Si se da por sabido que desea más entregarse a los vicios que dedicarse al trabajo, queda dicho que usará la libertad para emborracharse en vez de trabajar; o bien: que lo que gane de más le servirá para ahogarse en chicha. Si se asienta que el indio no es más feliz cuando dispone de mejores condiciones de vida, sino que el encuentra “su” felicidad en medio de privaciones, queda dicho que es equivocarse pensar que le favorece el procurarle un bienestar que él no desea. Los criollos –la clase terrateniente explotadora de trabajo servil- no hubieran inventado nunca esas tres falacias, ni ellas hubieran llegado a tener el arraigo que alcanzaron en la mente criolla, si no hubiera estado de por medio la necesidad de justificar el trabajo forzado”.

En otras palabras, el racismo es, antes de ser una práctica discriminadora y abusadora, una ideología de clase que surge a partir de las relaciones sociales de producción.

Es sabido que en los Estados Unidos, los acusados de crímenes, tienen mayores probabilidades de tener un castigo más ejemplar si son de origen latinoamericano o afroamericano que si son blancos.

Pero, las contradicciones nos muestran la realidad cuando la queremos ver con claridad. En el mismo canal y como siguiente noticia, los conductores hablaron de un estudio recién presentado sobre las consecuencias en la disposición de puestos de trabajo, por la existencia de la inmigración.

Decían que está comprobado que la existencia de mano de obra de inmigrantes ilegales representa una competencia, es decir, hacen disminuir los puestos de trabajo disponibles, pero también, y ojo con esto: AUMENTA LA PRODUCTIVIDAD.

La primera afirmación la pongo en tela de duda por las razones que ya antes expliqué: no obtienen los inmigrantes los mejores trabajos ni los mejor pagados; antes bien, solamente obtienen trabajos que nadie más quiere hacer y en condiciones muchas veces inhumanas.

La segunda afirmación confirma lo que antes indiqué: una mayor productividad implica una mayor plusvalía. Si eso es así, entonces ¿cuál es el problema? No lo hay, lo que pasa es que se hace necesario acusar prejuiciosamente para poder descalificar al otro con toda suerte de falsedades y así poder sacarle más beneficio económico.

Pero lo que nunca se hace es analizar sobre las causas de la inmigración. Es claro que si se hiciera, tendríamos que cuestionar el modelo económico que ha sido impuesto en el continente a sangre y fuego por el piadoso imperialismo yanqui, diseminador de un sistema rapaz, sustentado políticamente en un falaz sistema de democracia que sólo le da libertad de acción al capital y en lo fundamental a las transnacionales que son en realidad, el poder fáctico en todos los países colonizados del continente.

En Guatemala, tenemos desde 1954 una intervención perenne que se pretende disimular pero que queda impúdicamente a la vista cuando se analiza la actuación de los procónsules del imperio: funcionarios de la diplomacia y de los organismos financieros que les representan, así como también con la presencia militar en todo el continente nuestro.

Nadie vincula la imposición de medidas de ajuste estructural al empobrecimiento acelerado de la miseria en nuestros pueblos, lo que hace a nuestros connacionales tener que salir del país en busca de oportunidades que aquí no encuentran. Los únicos beneficiados en ese juego de arriesgar la vida por necesidad son los lacayos internos, la burguesía de servidumbre que logran como uno de sus mejores productos de exportación, la fuerza de trabajo de nuestros hermanos que con las remesas que envían financian la actividad económica del capital.

Pregunto entonces: ¿Para qué sirve el racismo? Eso lo vemos contestado en la realidad cotidiana de los emigrantes nuestros. Sirve para interiorizarlos con el fin de que haciéndolos menos, estos tengan que aceptar un orden injusto.

No es este el espacio para hablar del racismo que nos afecta internamente, a pesar de que es un problema de tremendas dimensiones. Pero debe tener su propio espacio un tema sobre un problema tan amplio y ese no es aquí.

No es cierto que todos los inmigrantes o la mayoría estén vinculados al narcotráfico. Es solamente una maniobra para justificar lo injustificable. En todo caso, habría que contestarle a esa ultraderecha inmortal que aún cuando fuera cierto –y no lo es- que nuestros compatriotas se dedicaran a esas actividades, no somos nosotros los causantes de todo eso. Primeramente, porque lo que han hecho a través de los funcionarios antes mencionados y de otros como la USAID -que es en un sentido real una agencia para el desarrollo del capital yanqui- es obligar a fuerza de miseria y represión a muchos compatriotas latinoamericanos que no encontrando más posibilidades tienen que ir a jugarse la vida, esperando no ser cazados como cualquier animal en la frontera del oprobio.

Por otro lado, el mercado de todo tipo de sustancias ilegales está con ustedes señores imperialistas y ha sido su CIA –la GESTAPO moderna- quien ha diseminado la vergonzosa enfermedad del uso de esas drogas por nuestra tierra y la ha contaminado con su mal de la deshumanización y de falta de propósitos en la vida de la juventud. No nos culpen de su vergüenza ni pretendan ser mejores que nosotros porque lo vamos a rechazar.

NOSOTROS TENEMOS DIGNIDAD Y NO ACEPTAMOS TODA ESA BASURA RACISTA QUE SE LE ENDILGA A NUESTROS HERMANOS PORQUE ESO ES SOLAMENTE PROYECTAR SOBRE ELLOS SUS PROPIOS MALES.

A todos nuestros hermanos latinoamericanos que son pueblo debemos decir junto a nuestro poeta: VÁMONOS PATRIA A CAMINAR. Vamos ahora a construir nuestra patria grande, junto a Bolívar, a Martí, al Che a Sandino a Farabundo y a cuántos otros patriotas dieron su vida por la patria grande.

Guatemala, 28 de junio de 2010.

“Para ser revolucionario hay que sentir en nuestra piel y en nuestro espíritu el dolor del pueblo oprimido y explotado. Hay que hacerse parte de él”.

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