jueves, 1 de octubre de 2009

¡¡¡Se les cayó la máscara!!!

Oscar Estrada

Tres meses después de intentar guardar las apariencias, los oligarcas hondureños sienten que se les cae la casa encima y salen a relucir como los verdaderos autores y responsables del Golpe de Estado. Se han dado cuenta de que su títere instalado en la presidencia ya no da para más y quieren salir de él de la mejor manera posible. Para que no se espante y vea que no lo van a dejar solo, le ofrecen inmunidad y un puesto para seguir sangrando al pueblo de por vida como premio por los "servicios prestados".

Mientras tanto, proponen que Zelaya regrese, se someta a los tribunales que también son cómplices de los golpistas, y entregue el poder a una Junta Militar y al Consejo de Ministros, que dicho de paso sería nombrado por ellos mismos y los "honorables" señores congresistas y partidos políticos. Después de esto, amnistía general y continuación de la farsa electoral para seguir gobernando desde las sombras.

Para ellos, como distinguidos emprendedores que tanto se han sacrificado (y tanto han invertido) por la causa, no piden nada. Sólo asistencia económica para reparar los daños que han sufrido por las sanciones adoptadas por terceros países y organismos internacionales, sin mencionar las malas inversiones en sobornos, mordidas, lavado de imagen, y compra de voluntades.

Repartido el pastel, termina la función. Aquí no ha pasado nada y cada quién para su casa.

¿Y si el pueblo no se conforma? Pues que les manden 3000 militares de refuerzo, porque los locales ya están cansados. Ni siquiera cascos azules de la ONU, simplemente militares colombianos, panameños (países gobernados por otros oligarcas de la región) y canadienses.

Evidentemente, creen que van a salir de esta en caballo blanco. No se han percatado de la realidad que se vive en las calles, en las barriadas pobres y sectores marginales, en el campo y en la ciudad. El pueblo se ha levantado y ha dicho BASTA! La cuestión no se reduce sólo al regreso de Zelaya. Lo que el pueblo demanda es su derecho soberano a que se convoque a la Asamblea Constituyente, con la representación de todos los sectores de la población. Lo mejor que podrían hacer, es abandonar el país con toda su cohorte de lacras y compinches, empresaurios explotadores, aprendices de dictadores y violadores de derechos humanos.

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