martes, 13 de octubre de 2009


Por Graciela Ramírez


"Regresaré y le diré a la vida

he vuelto para ser tu confidente

de norte a sur le entregaré a la gente

la parte del amor en mí escondida.

Regaré la alegría desmedida

de quien sabe reir humildemente.

De este a oeste levantaré la frente

con la bondad de siempre prometida..."

Antonio Guerrero Rodríguez *

Amanece el 13 de octubre, en unas pocas horas, a las 10.30 de la mañana, comenzará la vista oral donde Antonio Guerrero será sentenciado nuevamente en la misma Corte de Miami donde 11 años atrás lo declararon culpable de acciones que jamás cometió.




Igual que a sus cuatro compañeros de causa, a nuestro Antonio no se le concedió el derecho elemental de presunción de inocencia, ni el traslado a otra sede donde se pudiera celebrar un juicio justo e imparcial. Todos los derechos que supuestamente tiene un detenido fueron violados por EE.UU. en el caso de los Cinco.



Técnicamente tendrán que resentenciarlo, igual que a Fernando y Ramón más adelante, ya que el Tribunal de Apelaciones de Atlanta consideró que no fueron sentenciados correctamente hace una década. Por tanto volverán a establecer sus condenas de acuerdo a las actuales guías de sentencia. La conducta ejemplar de Antonio, su calidad humana, los cursos impartidos a la población penal serán expuestos como atenuantes en la brillante defensa que ha hecho su abogado Leonard Weinglass. Distintos medios mencionan la posibilidad de que la fiscalía solicite una condena de 20 años.



Mientras corren las horas de esta madrugada, se mezclan la ternura de los bellísimos poemas de Antonio y la luz que irradia su pintura con la oscuridad de la cárcel donde sin una sola prueba persistirán en mantenerlo preso.



En esta noche larga, quisiera colarme por una rendija de la Casa Blanca y pedirle a Obama que escuche las voces de 10 Premios Nobel que exigen su libertad. Quisiera decirle que Antonio Guerrero y sus cuatro hermanos fueron postulados al Nobel de la Paz en el 2005 por luchar contra el terrorismo, sin armas, sin provocar un solo daño, para preservar la vida del pueblo cubano y norteamericano. Quisiera pedirle al nuevo Nobel de la Paz que haga honor a ella y ordene de inmediato la reducción de sentencia a los años que Tony y sus cuatro hermanos ya tienen cumplidos injustamente.



No quiero repetir lo que han dicho ya personalidades de todo el mundo sobre el escándalo que significa la injusta cárcel que padecen. Pienso en Mirtha su madre, en su batallar durante todos estos años, con sus ojos claros cargados de lágrimas por tanta injusticia, en su hermana, sus hijos, en la gente simple que desde el pueblecito más pequeño del Oriente cubano a La Habana, dibuja sus rostros en las calles exigiendo el regreso de sus Cinco gigantes.



No puedo aceptar otra cosa que no sea la libertad de nuestro Antonio y sus cuatro hermanos. Me resisto a perder la esperanza en la justicia, pero desde aquel 12 de septiembre de 1998 donde los detuvieron, supimos que esta sería una larga batalla política. A partir del resultado de hoy, esa es la que deberemos multiplicar y ganar en todas las calles y todas las plazas de nuestros pueblos para hacer realidad aquellos versos de Antonio.





*Fragmentos de "Regresaré", 24 de junio de 1999 - FDC. Prisión de Miami

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