viernes, 2 de octubre de 2009

Ante los desalojos en El Estor

Carlos Maldonado


Los sentimientos que me nacen al leer la noticia de los desalojos en El Estor, Izabal dada a conocer en la página 33 de Prensa Libre de hoy 02/10/09, no son más que de rabia, dolor e impotencia.

Un muerto, el maestro Adolfo Ich Chamán, varios campesinos heridos de bala, mujeres, niños y ancianos golpeados por una fuerza del orden que ni siquiera es legal pues es la que protege los intereses de la Compañía Guatemalteca de Níquel, por tanto, privada. La misma fuerza que ha provocado esos vejámenes y un delito de asesinato. Pero para las autoridades locales y nacionales, parte sin novedad. Su inmovilidad ha de responder al maldito racismo que existe en la mente de nuestros funcionarios públicos, esto en el plano subjetivo y, en el plano objetivo, una que otra coima que les han de proporcionar los poderosos para no enderezar investigación sobre esa muerte y la violencia contra la población, mucho menos castigo y sanción contra los autores directos e intelectuales de esos delitos.

Hasta cuando los más pobres sufrirán esas injusticias. Dónde está la Sociedad Civil de izquierda que se regodea con el financiamiento externo, viaja en autos agrícolas de lujo similares a los de su contraparte de derecha, mientras las mayorías mueren no solo por las balas asesinas de las anónimas fuerzas del orden privadas al servicio de extranjeros en tierras guatemaltecas, sino por la impunidad de los funcionarios corruptos y la indiferencia de la sociedad.

El Estor necesita soluciones prontas señor Presidente Álvaro Colom. No más fuerza pública que ayude a la privada a echar de sus tierras a las poblaciones pobres que viven en ellas y cuyas tierras ambicionan las transnacionales, no se soluciona el problema. Usted lo sabe perfectamente.

¡Haga algo por favor! ¡Usted tiene la potestad para poner un alto a estos desmanes y ordenar justicia para los hoy reprimidos!

Si usted tiene una conciencia a favor de los más vulnerables piense, por lo menos en estos días que fueron de celebración para ellos, en los niños violentados y maltratados de El Estor.

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