martes, 7 de julio de 2009

MALA MEMORIA


Carlos Enrique Wer
En La Hora, 7 de julio de 2009

Hace apenas unos días se celebraba el doscientos treinta y tres aniversario de la independencia de las trece colonias británicas en el territorio que luego se llamaría Estados Unidos de América. Como es costumbre, el Presidente de ese país se dirige a su pueblo para conmemorar tan magna fecha. En esta oportunidad, le tocó el turno al presidente Barak Obama, el primer hombre de color escogido para "fortalecer" la convicción de la población de que efectivamente se vive en una democracia.

El discurso del presidente Obama se centró en recordar el espíritu con el que los patriotas que fundaron ese gran país, llamados por el primer magistrado "pequeña banda de patriotas" iniciaran continentalmente un movimiento que se había gestado en los círculos intelectuales europeos. Una idea acariciada en los círculos de pensamiento que habían generado Nicolás de Cusa y Godofredo Leibnitz. Una idea que deseaba romper con los lazos establecidos de monarquías corruptas y herederos de los Sarpi, que alejaban del pueblo cualquier oportunidad de ser protagonistas de su propia historia. Idea que impulsaran Enrique VII en Inglaterra y Luis XI en Francia.

Ante la imposibilidad de llevar a cabo esa transformación en la Europa monárquica, esos círculos encontraron en el genio de Benjamín Franklin la posibilidad de que fuera en el Nuevo Mundo en el que esas ideas pudieran germinar y fructificar. Y esa "pequeña banda de patriotas", encuentra eco en personajes de la Europa aristocrática, especialmente en Francia en donde el joven Lafayette se convierte en uno de los más importantes y fieles aliados.

Luego de la épica confrontación de los patriotas y sus aliados, el nacimiento de esa nueva nación que representara para su pueblo y para el mundo el ejemplo de la primera república perfectamente soberana, que legara para la historia de la humanidad escrita en su Prefacio, la máxima de que, la más importante de las responsabilidades de un gobierno nacional, lo representa el bien común. Y que su búsqueda sería para garantizarlo tanto en las generaciones actuales, sino en aquellas por venir.
Y son los hombres de la talla de Alexander Hamilton, quienes legan a la humanidad el instrumento económico que pueda garantizar el goce, por parte de la población, del desarrollo y el progreso. El Sistema Americano de Economía queda escrito como un ejemplo para todos aquellos países que pretendan proporcionar a sus pueblos los beneficios de la explotación de sus recursos.
Y así es como de la mano del sistema, los Estados Unidos se convirtiera en una potencia industrial de primer orden. Más la pérfida, que nunca se conformó con haber perdido el dominio sobre esa nación, provocó, hasta cuatro guerras tratando de revertir esa pérdida. Y sus piezas, dentro de los mismos Estados Unidos, han trabajado más para los intereses del eterno sueño imperial inglés, que por el de la nación a que pertenecen.
La vorágine creada por los banqueros británicos en Europa alcanzó a la joven nación, llevándola a hundirse en la crisis del 29-33.
Franklin D. Roosevelt desempolva las viejas teorías económicas de Hamilton y compañía y revive ese espíritu del que habla el presidente Obama, y de la mano del Proyecto del Valle de Tenessee, impulsa el renacer industrial estadounidense, colocando a los Estados Unidos en la cumbre de los países industrializados.
Pero hombres como Truman, como Nixon, como Bush que han trabajado más por ganarse el título de Sirs que por los intereses de su nación, iniciaron con sus políticas, el camino que alejaba cada vez más el sueño del bien común de los padres fundadores, para hundirlo en las políticas del Sistema Británico de Economía de "Libre Mercado" que tiene a los Estados Unidos sumidos en una grave crisis económico-financiera.
No le queda al presidente Obama, el hablar del espíritu de los padres fundadores, que lucharon por el bienestar de su pueblo, con las políticas adoptadas por él, en el que se han derrochado miles de miles de millones de dólares, para rescatar a los ladrones que han provocado el derrumbe del bienestar de también millones de estadounidenses, que hoy están sin trabajo. No le queda hablar de los padres fundadores, cuando su proyecto para la Salud, pareciera más un proyecto fascista, que pretende recortar beneficios, cuando con la otra mano se los otorga a manos llenas a quienes han destruido a los Estados Unidos.

¡Creo que el presidente Obama tiene mala memoria!

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