viernes, 17 de julio de 2009

Golpe de Estado: patrimonio imperialista


Camilo Martiano

Comenzar este aporte en materia de dar a conocer nuestro punto de vista, sobre el Golpe de Estado perpetuado por la mas alta camarilla ultraconservadora y retrograda de Honduras, es repasar los acontecimientos históricos que han vivido por muchos años nuestros pueblos. Desde sus inicios este tipo de “seres pensantes” no ha descansado ni un minuto, en su afán de conseguir siempre su propósito de mantener sosegada y aislada a la sociedad que por mucho han denominado su patio trasero; es decir, los golpes de estado han sido el patrimonio del Imperio para quitar o poner gobiernos que traten de salirse de las directrices imperiales. Es un hecho que desde la conformación de la famosa y escuálida OEA, surgieron una serie de organizaciones al servicio de la inteligencia militar, esto para mantener el orden hegemónico de todos los presidentes sirvientes del Imperio; en ese sentido, podemos recordar a algunos presidentes excepcionales que trataron de darle soberanía a su patria y lo único que consiguieron si no fue la muerte, fue el exilio.

Para el Año de 1948 figuraba un Presidente de corte muy democrático que impulso entre otras cosas reformas que vendrían después a provocarle su expulsión a través del primer golpe de estado perpetuado y orquestado por la OEA y la CIA. Hablamos de Rómulo Gallegos, Presidente Constitucional de Venezuela. Es así como inicia la carrera desenfrenada golpista e imposiciones de los perfectos títeres al servicio de la retorcida y mal llamada democracia, establecida por las directrices imperiales, avaladas en todas sus proporciones por la ya acentuada oligarquía en los diferentes pueblos latinoamericanos.

Algunos de estos presidentes y lideres sindicales entre otros pagaron con su vida, tal es el caso de Jorge Eliécer Gaitán Líder Colombiano del partido liberal, quien fue asesinado en el denominado “Bogotazo” (1948). Para ese entonces es de todos sabido que Paraguay, Argentina, Venezuela, Colombia, Nicaragua, ya estaban al servicio de la CIA y al servicio de las diferentes roscas empresariales pro imperialistas que pretendían no ser mas que parte del plan hegemónico dirigido por el Imperio Yankee.

Siguiendo en esa línea golpista recordaran el famoso plan Éxito perpetuado por la misma CIA en Guatemala, esta demás decir que desde esa época los países Latinoamericanos han vivido bajo diferentes fantasmas que llevan a la propia desestabilización del país; uno de ellos, el fantasma del Comunismo, vaya dilema. Por otro lado el fantasma de la casería de brujas con el denominado Plan Monroe.

En esos años del 50 al 54, en Guatemala se conocía una terrible maquinaria golpista que estaba cuajando sus mejores estrategias para ponerlas en práctica en cualquier momento. Los Presidentes de Honduras y Nicaragua orquestaban y entrenaban tropas golpistas que tendrían su mejor actuación el próximo 27 de junio de 1954. Curioso o no, las fechas son lo de menos, pero la verdad es que actúan con la mas sorpresiva y despiadada intervención. Posteriormente sucede una cadena de golpes de Estado, orquestados por la misma CIA y el Pentágono. De manera pues que de algo podemos estar seguros; en Latinoamérica en cualquier momento a otro amanecen otros en la Primera Magistratura, avalados por el Pentágono; apéndice del Estado imperial.

Es así como llegamos a uno de los golpes de Estado confabulado bajo la dirección de las diferentes estructuras Republicanas (léase articulo de Eva Golinger: “El IRI habló del Golpe de Estado Meses Antes” www.frentepopularsds.blogspot.com). El Imperio y su comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Barak Obama sabido o ignorante de estos hechos a suceder, nunca mostró preocupación alguna por lo que estaban fraguando sus más próximos rivales políticos. En ese sentido el imperio y sus agencias de inteligencia son en todo caso los únicos responsables con conocimiento de causa, sobre el golpe de Estado perpetuado en la cercana y hermana Honduras; estos, que son cómplices confesos de toda la desestabilización democrática en nuestros pueblos por más de 50 años. Es decir, el Pentágono tiene todas las facultades para poder orquestar o no, cualquier intento o desarrollo de golpes de Estado en Centroamérica según lo relata la historia.

Terminábamos el pasado 27 de junio en el centro histórico de la Universidad de San Carlos de Guatemala nuestro primer congreso político, en donde definíamos aspectos relevantes de nuestras realidades políticas y como poder fortalecer la débil democracia en Guatemala. Al mismo tiempo recordábamos con amor patrio al Excelentísimo Presidente Constitucional de la República de Guatemala Coronel Jacobo Arbenz, quien fue depuesto ese mismo día en el año de 1954.

El domingo 28 de junio alrededor de las 5:30 y 5:45, sacaban de casa presidencial a punta de fusil al Presidente Electo Constitucionalmente José Manuel Zelaya Rosales, los estruendos de las descargas de los diferentes fusiles percutados por soldados desleales a su patria, fueron los que agilizaron el paso al presidente Zelaya. Recuerdo la primera entrevista que le hicieran al Presidente Mel en Costa Rica, –como le dice su pueblo- decía: “si traen una orden, disparen; estoy dispuesto a morir por mi pueblo”, valientes declaraciones que hiciera el presidente en ese momento; mismas que lo llevaron inmediatamente a abandonar en trapos de dormir al exilio.

Si repasamos lo sucedido en Guatemala en el año de 1954, es el mismo libreto absurdo con el que actuaron las fuerzas armadas de ese país hermano. Recuerdo también que días antes el Ministro de la Defensa de Honduras Romeo Vásquez – sino estoy mal-, habló categóricamente que “las fuerzas armadas estaban para cumplir las órdenes de su comandante en jefe”; días después, Honduras amanece con un gobierno de facto que traiciona a su pueblo y traiciona al Presidente Electo Constitucionalmente.

Un amigo de ese hermano país me comunicó que: “cinco días antes habían tenido una reunión secreta, por un lado la oligarquía le planteaba al Presidente que no se atreviera hacer esa consulta –según me lo relato mi amigo-, te podes arrepentir de tus actos ahora, somos amigos y no quisiera verte en otras condiciones”. EL presidente Mel al parecer desobedeció la orden de la oligarquía y fueron suficientes cinco días para poner en marcha el golpe que ya tenía confabulado el Imperio a través de las diferentes instancias republicanas. Habrá que recordar que el golpe se venia orquestando meses atrás; se arrecia la situación cuando el Presidente releva de sus funciones a su Ministro de Defensa “Romeo Vásquez”.

La propuesta de incluir una cuarta urna, en donde se le consultaba al pueblo si estaba de acuerdo o no, a colocar dicha urna para las próximas elecciones de noviembre; acción no incluyente, pero si tergiversada por la rosca empresarial. Si bien es cierto a nuestros pueblos no se les puede incluir en esas decisiones a no ser que haya un acuerdo con la clase empresarial, podrá entonces el pueblo hablar y tomar decisiones sin obtener mayores resultados. En esa línea el pueblo hondureño ha jugado un papel sino importe, por lo menos ha sabido esconder el papel de la “Democracia” actual. Honduras se encuentra entre los países más pobres de América Latina y el mundo. La pobreza alcanza al 62.9 por ciento de la población y más del 55 por ciento está desempleada. El 63 por ciento de las familias hondureñas sufren de desnutrición y miles de niños viven en la calle. Por primera vez en la historia contemporánea del hermano país, un gobernante, el Presidente José Manuel Zelaya Rosales, estaba empeñado en un grupo de importantes acciones para cortar de sus raíces esa herencia de explotación y subdesarrollo.

Desde la época del padre fundador Francisco Morazán Quezada (1792-1842) y sus luchas por los desposeídos, la historia de Honduras es una sucesión de represiones y traiciones de la oligarquía contra las masas trabajadoras, los campesinos y grupos originarios. Mientras el pueblo quedaba en las condiciones de mayor desprotección y explotación, los recursos naturales del país se entregaron primero a los capitalistas ingleses y después, definitivamente, a los monopolistas estadounidenses.

Honduras sufrió la intervención directa de los Estados Unidos (1907) y la invasión de los marines (1924), y fue durante el Siglo XX una colonia económica y política de las trasnacionales fruteras estadounidenses y en especial de la United Fruit Company. Al humor negro del escritor yanqui O. Henry, le debe esta nación el infame título de República bananera.

De una parte las dictaduras militares y de la otra, la alternancia bipartidista entre liberales y nacionalistas (conservadores): Este sería el mecanismo de control hegemónico de la clase oligárquica y el imperialismo estadounidense, para impedir cualquier cambio a favor de los intereses nacional populares.

A partir del Golpe de Estado de 1963 se sucedieron los gobiernos militares. Pero la llegada en 1982 de un gobierno civil fue en definitiva un pacto de clase entre los jerarcas militares –devenidos en grandes terratenientes y burgueses- y ala de la oligarquía tradicional. Este pacto se institucionalizó con la actual Constitución. La labor represiva de las dictaduras se continúa con una etapa de terror, búsqueda y eliminación de grupos y elementos de la izquierda. La enorme influencia del Ejército y la doctrina “de Seguridad Nacional” se mantuvo intacta. No podía ser de otra manera, pues Honduras era en aquellos momentos la base para los ataques de los Estados Unidos contra la Revolución Sandinista y los movimientos guerrilleros de Guatemala y El Salvador.

A pesar de que la Constitución hondureña prohíbe la presencia de tropas extranjeras en su territorio, el país centroamericano continuó hasta hoy como base de contrainsurgencia de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Si en lo económico y político Honduras carecía de independencia real y estaba fuertemente aherrojada por las bananeras y transnacionales estadounidenses, en lo militar pasó a ser un país ocupado por el Pentágono, base además de una importante estación CIA, y retaguardia segura de los terroristas de origen cubano.

En los años noventa Honduras quedó a merced de las recetas neoliberales. La neocolonia bananera y minera, fue modernizada con el enclave maquilador y las políticas de privatización y desgravación arancelaria. Como resultado, unas pocas familias en connivencia con las transnacionales estadounidenses concentran más del 90 por ciento de la riqueza nacional, el poder político y los medios de comunicación.

La situación económica social del país se agudizó tras el paso en octubre de 1998 del huracán Mitch, en el peor desastre de la historia nacional. A las 10.000 muertes causadas por el meteoro y el 1.5 millón de damnificados y desplazados, se añadieron pérdidas materiales por más de tres mil millones de dólares.

Ante la latente explosividad social en Honduras, México y toda Centroamérica, los Estados Unidos crearon el Plan Puebla Panamá, amplio conglomerado de militarización geoestratégico, con finalidades eminentemente contrainsurgentes. La nueva modalidad de ocupación imperialista se completaba con la aprobación en mayo del 2004 del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA, por sus siglas en inglés). Un mecanismo de control y extorsión adicional que poseen los Estados Unidos en Honduras –y en Centroamérica toda-, es el de la inmigración y el envió de remesas, que representan más del 25 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de la nación hondureña.

Las primeras elecciones del siglo XXI, realizadas en el 2001, dieron el gobierno a Ricardo Maduro Joest, candidato del Partido Nacional de Honduras (PNH). La principal misión de Maduro fue satisfecha: a pesar de que el CAFTA viola diecisiete artículos de la Constitución nacional, fue aprobado.

El incumplimiento de las promesas realizadas por los conservadores, una galopante corrupción, el crecimiento de los movimientos de los trabajadores y campesinos y las luchas populares contra la aprobación del TLC, aconsejarían al imperio y la élite oligárquica, apelar al mecanismo de recambio a favor del Partido Liberal de Honduras (PLH).

En ese sentido como llegan a formalizar el golpe de estado en Honduras, sabiendo que no había otra salida para este pueblo y su presidente, había que usar como estrategia la nueva fuerza elite estadounidense que esta y estuvo a cargo de toda esta desestabilización política hondureña. Hablamos de Smart Power (Poder Inteligente); este nuevo departamento de inteligencia de la nueva Diplomacia estadounidense, ha contribuido en gran medida antes, durante y después del Golpe de Estado en Honduras. Los voceros del Departamento de Estado, admitieron en una rueda de prensa el 1 de julio, que tenían conocimiento previo del golpe y habían estado trabajando con los sectores que lo planificaban para buscar "otra solución". Y si queremos mas prueba de lo acontecido, a continuación escribo algunas de las acciones fraguadas desde esta nueva inteligencia del poder diplomático gringo. Otorgadas por (Eva Golinger).

• El Departamento de Estado tenía conocimiento previo del golpe.
• El Departamento de Estado y el Congreso de EEUU financiaron y asesoraron a los actores y organizaciones hondureñas que participaron en el golpe.
• El Pentágono entrenó, capacitó, financió y armó al ejército hondureño que perpetró el golpe y sigue reprimiendo al pueblo de Honduras.
• La presencia militar estadounidense en Honduras, que ocupa la base militar de Soto Cano (Palmerola), autorizó el golpe de Estado con su complicidad tácita y la negativa a retirar su apoyo a los militares hondureños.
• El embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa, Hugo Llorens, coordinó la expulsión del poder del presidente Manuel Zelaya, junto con el subsecretario de Estado Thomas Shannon y John Negroponte, quien trabaja actualmente como asesor de la Secretaria de Estado Hillary Clinton.
• Desde el primer día del golpe, el gobierno de Washington ha hablado de las "dos partes" involucradas y la necesidad de un "diálogo" para restituir el orden constitucional, legitimando de esta forma a los golpistas.
• El Departamento de Estado se ha negado a calificar legalmente los sucesos de Honduras como un "golpe de Estado", no ha suspendido ni congelado su apoyo financiero y el comercio con el país, ni ha tomado medidas para presionar eficazmente al gobierno de facto.
• Washington manipuló a la Organización de Estados Americanos para alargar el tiempo de debate sobre lo que había que hacer y así no apoyar el regreso inmediato del presidente Zelaya al poder, como parte de una estrategia que sigue en pie y simplemente busca legitimar al gobierno de facto y desgastar al pueblo hondureño que todavía se resiste al golpe.
• La Secretaria de Estado Clinton y sus voceros dejaron de hablar del regreso del presidente Zelaya al poder luego de la designación de Oscar Arias, presidente de Costa Rica, como "mediador", y ahora califican al dictador que asumió el poder ilegalmente durante el golpe, Roberto Micheletti, como "presidente interino".
• La estrategia de "negociar" con los golpistas fue impuesta por el gobierno de Obama como una manera de desacreditar al presidente Zelaya -culpándolo por los hechos que provocaron el golpe- y legitimando a los golpistas.
• Congresistas estadounidenses -demócratas y republicanos- organizaron una visita de unos representantes de los golpistas de Honduras a Washington, a los que recibieron con honores en diferentes instituciones de la capital estadounidense.
• A pesar de que fue el senador republicano John McCain quien coordinó la visita de los golpistas a Washington a través de un bufete de lobby, The Cormac Group, actualmente es el abogado de Bill Clinton y amigo cercano de Hillary, Lanny Davis, a quien se ha contratado como "lobbista" para lograr la aceptación pública de Washington del gobierno de facto en Honduras.
• Otto Reich y el venezolano Robert Carmona-Borjas, quien fue abogado del dictador Pedro Carmona durante el golpe de Estado de Venezuela en Abril de 2002, ayudaron desde Washington a preparar el escenario para el golpe contra el presidente Zelaya en Honduras.
• El equipo de diseño del golpe de Estado en Honduras designado por Washington también incluía a un grupo de embajadores de Estados Unidos recientemente nombrados en Centroamérica, expertos en la desestabilización de la revolución cubana, y a Adolfo Franco, ex encargado del programa de Cuba de la USAID.

Por ultimo “El abogado Lanny Davis fue contratado por la sede hondureña del Consejo de Empresarios de América Latina (CEAL) para hacer lobby a favor de los golpistas y convencer a los poderes de Washington de que deben aceptar y reconocer al gobierno de facto de Honduras. Lanny Davis fue abogado del ex presidente Bill Clinton cuando estaba en la Casa Blanca, y es un conocido amigo y asesor de la actual Secretaria de Estado Hillary Clinton. Davis está organizando una ofensiva diplomática y mediática a favor de los golpistas, incluida la compra de publicidad en periódicos estadounidenses, y organizando reuniones entre los representantes golpistas y diferentes congresistas, senadores y funcionarios del gobierno de EEUU.”

Llegamos así al final de este viacrucis implantado de las mismas venas aortas de inteligencia estadounidense. Nadie duda de la implicación de Washington en el golpe de Estado de Honduras contra el presidente Manuel Zelaya que comenzó el pasado 28 de junio. Muchos analistas, dirigentes, e incluso presidentes, lo han denunciado. Sin embargo, la mayoría coinciden en disculpar a la administración de Barack Obama de algún papel en el golpe hondureño, haciendo responsables en su lugar a los rasgos del gobierno de George W. Bush y a los halcones que todavía andan por los pasillos de la Casa Blanca. La evidencia demuestra que sí, que es cierto que los halcones y los protagonistas de siempre de los golpes y sabotajes en América Latina también han participado esta vez, y además existen amplias pruebas que señalan el papel del gobierno de Obama.

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