martes, 8 de septiembre de 2009

Nadie es profeta...

Carlos E. Wer
En La Hora, 8 de septiembre 2009.

Años de lucha. Años de enfrentamientos. Años de guerra y los eternos señalamientos: Comunista, cachureco, cangrejo, anticomunista. Miles de torturados. Miles de desaparecidos. Miles de exiliados. Miles de muertos y todo lo que parece que cambiará, no cambia. Sigue igual, o no, sigue peor. Las desgracias, los huracanes, los temblores, las epidemias, la desnutrición, la ignorancia, la muerte, solamente son noticia. Flor de un día. Las campañas solidarias para recolectar alimentos, medicinas para "llevar ayuda al hermano necesitado", nos ayudan a descargar nuestra conciencia, para poder volver a casa a sentarnos cómodamente a ver "noticias", o aun peor, a ver cómo otros miles de muertos suceden real o ficticiamente, en un mundo dislocado de valores. Absurdo. Ilógico. Inhumano.

Y esos, que fueran, precisamente el disparador del enfrentamiento interno, siguen aún sin ser resueltos. Y ellos, que fueron los que enfrentaron a guatemaltecos durante 36 años de guerra, siguen representando la realidad de la mayoría de la población. Una población cada vez más aislada de los beneficios de las inmensas riquezas del país.

Ha sido necesario que un relator especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación venga por tres días a nuestra Guatemala, y que declare que "Considera la concentración de tierras, la principal causa del hambre". Y lo que durante 55 años, recientes, ha sido el motor de la lucha revolucionaria que señala la necesidad de implementar la Reforma Agraria, motivo de señalamiento, y muchas veces de muerte por "comunista", es visualizado por el señor Relator... ¡en solo tres días!

Días antes de su llegada, esa misma Prensa que destaca sus declaraciones, publicaba en primera plana, la hambruna que azota, según ellos, algunas zonas del país. Y millones de guatemaltecos se sorprenden de la noticia, sin darse cuenta que es la realidad que hemos ido construyendo día con día. Que lloramos también día con día con las consecuencias derivadas de esa insensatez. Drogas, crimen organizado, maras, violencia no son más que los hijos de una sociedad materialista, "globalizada", que no ha podido responder a las necesidades de la mayoría. Que perdió el rumbo del "bien común" como norte, para refocilarse con las mieles del desenfrenado consumismo.

Uno tras otro, los partidos y sus gobiernos han dado "atol con el dedo" a una población que ha visto constantemente desmejorada su calidad de vida. Que ven, también, cómo cada día se desvanece la quimera del desarrollo, que le alcance para cubrir sus necesidades más importantes. Una población empobrecida en un país en el que las minas de "oro" (o materiales estratégicos) producen cuantiosas ganancias para el grupito de sinvergüenzas nacionales y "largos" extranjeros, que vienen a "invertir" en un país en el que sus gobernantes y legisladores se venden por menos de treinta monedas. En el que los "padres" (o padrotes) de la patria han pavimentado con leyes entreguistas, la posibilidad de ser cada vez más explotados. Cada vez más dependientes.

Un país absurdo, en el que sus autoridades, como el Ministerio de Agricultura, se sacan de la manga la brillante idea, de que para luchar contra la hambruna, ¡comprará granos básicos en México, Honduras o Belice!.. Nada de políticas publicas que permitan a millones de guatemaltecos que sobreviven en el campo, puedan obtener de ellas los medios necesarios para producir alimentos. No, eso no da comisiones. Eso no enriquece.

No ha habido gobernante, que aunque pongan su mano en el pecho, o saluden militarmente para rendir tributo y respeto a nuestros símbolos patrios, haya pensado que un país que no es capaz de garantizar a su pueblo su propio alimento, no puede llamarse soberano y que cae en la trampa de quienes han destruido sus capacidades productivas, precisamente para poder dominarlos.

Conclusión (antes de que el hambre nos haga volver al enfrentamiento), la revisión de la "injusta distribución de la tierra" se hace imprescindible. ¿Queremos paz?... ¡Construyámosla con Justicia!

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