jueves, 3 de septiembre de 2009

IDEOLOGÍA Y PERSONALIDAD

Por Oscar Estrada

La configuración y desarrollo de la personalidad tiene lugar dentro de un contexto social e histórico concreto, específicamente en el marco de las relaciones de producción y el conflicto de intereses en la lucha cotidiana por la supervivencia.

En este sentido, la ideología cumple un papel fundamental para las clases dominantes, que la utilizan para justificar la opresión y la explotación y para negar las profundas contradicciones del sistema. El encubrimiento ideológico funciona no sólo a nivel colectivo, a través de los medios de comunicación, las políticas educativas y las instituciones, sino también a nivel individual, impidiendo o limitando el desarrollo de la conciencia social, imponiendo valores y conductas, modelando actitudes y patrones de conducta, y modificando las bases mismas de la personalidad.

Algunas manifestaciones de estas manipulaciones se encuentran en actitudes como el fatalismo, la sumisión, los sentimientos de inferioridad, la dependencia, el machismo, la superstición, la excesiva emotividad, la pasividad, el egocentrismo, la agresividad desmedida, la desconfianza, la falta de tolerancia, la frustración, la baja autoestima y la autodevaluación. También es común encontrar personas y grupos que niegan su condición de clase, adoptando valores y patrones impuestos por la clase dominante, aspirando a pasar de oprimidos a opresores, como forma de superar su condición de exclusión.

La adopción y práctica de valores, actitudes y conductas impuestas por la clase dominante dificulta el auto-reconocimiento de la situación de clase y la lucha por una sociedad más justa.

La lucha contra estas prácticas de dominación ideológica no debe quedarse únicamente en el plano individual: debe desarrollarse creativamente en la discusión, la organización y la acción colectivas que permitan una toma de conciencia en defensa de los verdaderos intereses del pueblo trabajador.

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