jueves, 16 de abril de 2009

La sombra de Richard Lansing


Carlos E. Wer
En La Hora, 14 de abril 2009

Hace ochenta y cuatro años, este personaje dejaba en un solo comentario, resumida la política de su país para los próximos ¿cien años? Con la simpleza de quien expresa algo que por natural no debiera de tener mayor énfasis, decía (casi textualmente): "Debemos de olvidar el querer imponer un presidente estadounidense en México, ello nos llevaría nuevamente a la guerra. Debemos escoger a jóvenes ambiciosos para que puedan educarse en los Estados Unidos, así, podrán asimilar nuestros valores y el estilo de vida estadounidense. A su retorno, ellos eventualmente llegarán al poder y harán lo que nosotros queramos, sin disparar un tiro, sin gastar un dólar" (Richard Lansing, Secretario de Estado, 1925). México caía en la trampa con sus egresados de Harvard y de Yale, que abrirían las puertas de su país a las políticas neoliberales que lo han destruido.

El martes pasado, veía en la portada de La Hora, la noticia de que de aquí, o de aquí y de allá, identificaban a las maras como "brazos de Al-Qaeda" en Guatemala... Es cierto que los medios crean opinión, y es cierto que muchas veces, esa opinión es producto de las noticias que se reciben de agencias internacionales, o de declaraciones de funcionarios diplomáticos, en este caso estadounidenses, que protegen sus propios intereses y con ello, logran crear y divulgar una idea que no es del todo correcta. Es por eso, que recordamos desafortunadamente la aseveración del señor Lansing.

Porque primero, las maras son producto de los grados de degradación a la que han empujado a una buena parte de la juventud estadounidense. Porque lo han logrado, para cumplir con sus intereses. Intereses, que estamos viendo, no lo son del pueblo de este gran país, que ha perdido el rumbo. Porque ellas se internacionalizaron para extender esos intereses, destruir sociedades y facilitar el mantenimiento de políticas que faciliten el saqueo de sus recursos naturales. Todo a través del poder cada vez más impresionante del crimen organizado, del narcotráfico (que ellos mismos manipulan) y de las maras que cumplen con el objetivo de aterrorizar a la población con sus bárbaros métodos. Porque de esa manera, creen que justificarían gobiernos autoritarios, que acercarían a la posibilidad de soluciones fascistas, que aprovecharían la aceptación de esa población aterrorizada, a la represión, misma que alcanzaría a la población que organizada, trata de construir una sociedad con distintos valores, con principios que han sido perdidos.

Al-Qaeda sigue sirviendo a esos intereses. A los mismos intereses que la crearon. Con la que siguen enfatizando un terrorismo, al que los británicos les abren sus puertas y les permiten tener oficinas y periódicos y que ahora aquí, tienen la intención de justificar el Plan Mérida. Plan con el que combaten a los carteles que no se "alinean" con aquellos; que entran libremente a los Estados Unidos, que emplean sus bancos para movilizar sus cuantiosos capitales, y que de paso les permiten el control de las políticas de los países que caen en sus redes, facilitando el que las empresas transnacionales (que también ellos manejan) mantengan con el apoyo y consentimiento de "reyesuelos" locales, dispuestos a vender las riquezas del pueblo por las treinta monedas de plata de su traición.

Las consecuencias de políticas antipueblo que se iniciaran después de la intervención estadounidense y que se han visto profundizadas por la crisis del sistema financiero internacional, que apenas asoma su rostro, pero que empuja a cada vez más guatemaltecos a la pobreza y la miseria, obliga a la población a buscar en la organización popular, el instrumento que les permita aspirar a la construcción de una nueva sociedad. Una nueva sociedad que representa peligro a aquellos intereses. Izabal, Alta Verapaz, Quiché, San Marcos, son algunos de los ejemplos de poblaciones que se organizan para defender sus riquezas.

La sombra de Lansing se proyecta aun en gobiernos que de espaldas al pueblo protegen, por interés o por cobardía, a quienes explotan nuestro país. Y les permiten que nos cerquen a través de programas como el Tratado de Libre Comercio, el Plan Puebla-Panamá y el Plan Mérida, entre otros, los que cumplen, precisamente con el pensamiento del ex secretario de Estado.

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