viernes, 10 de diciembre de 2010

LA REBELIÓN DE LOS HACKERS

Por Carlos Maldonado

Hace poco leí en un diario de mi país Guatemala, por supuesto haciendo eco de alguna agencia internacional, que la guerra del futuro sería llevada a cabo por robots cosa que ya no es de ciencia ficción. Si no, vean las innumerables muertes que los aviones sin piloto han provocado en Irak y Afganistán o los disparos sincronizados de baterías de misiles desde barcos y submarinos. Sin embargo, creo que, como una extensión de esas guerras, la guerra mundial acaba de comenzar de la manera más inesperada.

WikiLeaks acaba de destapar miles de cables interembajadas gringas donde se puede reconstruir el sistema de espionaje que llevan a cabo sus “embajadores” alrededor del mundo contra amigos y enemigos en defensa de los intereses de sus transnacionales entre las que se cuentan las que explotan los recursos energéticos del planeta y las de su industria militar cuyas ganancias se apropian una minúscula oligarquía mundial.

Y, no es que el mundo se asombre de las acciones de los países en espionaje cotidiano con respecto a los demás pues esa práctica ha sido usual desde hace mucho tiempo incluso antes de que existieran las sociedades organizadas, cuando de adelantarse a los otros se trata. Sin embargo, creo que el escozor y la alegría que ha causado se debe al resentimiento que los países, incluso los considerados amigos de aquél, ostentan por las múltiples traiciones que han sufrido de parte de éste teniendo que soportarlas por miedo a su poderío y sus consecuentes represalias que indudablemente serían mayores y más cuantiosas con relación a los placeres que ha de causar hacerles pagar la afrenta.

Nadie goza más que cuando ve al petulante avergonzado públicamente. Es un gozo inconmensurable, por eso, a pesar del poderío de Estados Unidos con respecto a los medios de comunicación y el avance de su tecnología, las guerrillas de hackers sublevadas a nivel planetario de forma espontánea y voluntaria hoy le propinan serios hostigamientos que ponen en evidencia la debilidad de su sistema informático mundial. Eso, por las represalias que su gobierno y las transnacionales a su servicio han levantado contra el promotor de todo este lío, Julian Assange y las filtraciones a través de WikiLeaks.

Esto, que no es más que el preludio de una verdadera guerra informática que puede hacer colapsar el mismo sistema ya ha puesto las barbas en remojo de los dirigentes de la nación más poderosa, militarmente hablando, de la tierra. Imagínense ustedes el caos que causaría por ejemplo, el dejar sin luz a las principales ciudades, sin abastecimiento de agua, sin radares ni su sistema de defensa por ende sin respuesta militar ante cualquier ataque, sin sistemas de seguridad interna, etcétera. Si el caos se apoderó de Los Ángeles consecuencia de la paliza que le dieron las fuerzas policiales a un ciudadano negro hace unos pocos años, que situación se crearía si la situación fuera exponencialmente mayor en sus urbes. Quizá se considere un tanto apocalíptico pero los poderosos jamás han podido pronosticar quien está fielmente con ellos y quienes no. En la antigüedad los reyes eran asesinados por sus propios pajes en la intimidad de sus alcobas o por medio de los manjares y no por sus enemigos jurados.

La inconformidad y el odio laten en muchos de sus ciudadanos y en aquellos a quienes se les considera inferiores. Como antaño, las hordas ya han cruzado el Po al amparo de la noche y han tomado Roma a pesar de los graznidos de los gansos sagrados del Senado o de los muros que atraviesan el Río Grande.

La pregunta no es cuántos hackers se han rebelado a nivel global, sino por qué decidieron rebelarse. ¿No será que se han dado cuenta que de seguir las cosas a nivel de gobierno capitalista el mundo va camino al abismo? ¿Qué la riqueza que se le arranca a la tierra no es distribuida entre los que realmente la crean sino se queda en manos de unos cuantos holgazanes que depredan y derrochan dichas fortunas?

La mayoría de hackers provienen de países desarrollados donde la tecnología está a la mano pero donde en estos momentos ante el avance de las contradicciones del mismo capitalismo, los estados de bienestar están retrocediendo lo cual evidencia el deterioro de su mundo. Las conquistas que lograron sus abuelos y padres se han ido por el ducto del desagüe lo que cuestiona directamente su seguridad, la de sus familias y por supuesto, su futuro.

Los escenarios de lucha armada en este momento solo son los puntos visibles de la disputa que alimenta la revolución mundial la cual se incrementa con la lucha de los trabajadores de las sociedades avanzadas de Europa y se complementa con la de los pueblos de América Latina que directa e indirectamente se están enfrentando a las políticas agotadas y caducas del capitalismo neoliberal. A ellas, ahora se suma la rebelión de los hackers.

¡Qué razón tenía Carlitos cuando estableció que el éxito de la Revolución Mundial dependía primero de la rebelión de los trabajadores de las sociedades, tecnológicamente hablando, más avanzadas! ¡A poco no está sucediendo!

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