martes, 25 de agosto de 2009

El falso profeta

Carlos Maldonado
El viernes 21 de agosto de 2009, escribió en la página 15 de elPeriódico, el pastor evangélico Jorge H. López. En su opinión titulada “Del buen tesoro”, dice el líder religioso parafraseando al apóstol Pablo que “las ancianas deben enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, a ser sensatas y puras, cuidadosas del hogar” . Agrega Pablo en boca de López que “… deben ser reverentes en su conducta, no calumniadoras ni adictas al mucho vino”.

En todo su artículo, el pastor evangélico López, deja entrever que, a pesar de que, “la vida da vueltas, las mujeres en Guatemala y en el mundo, con algunas excepciones, han alcanzado una posición diferente. En los tiempos modernos salen desde muy temprano a trabajar y vuelven a casa no solamente ya entrada la noche sino continúan trabajando. Sin embargo, no pueden variar los principios de conducta que deben tener las señoras, porque para dar una enseñanza a las jóvenes de cómo conducirse, su comportamiento y sus acciones deben ser ejemplares. Una mujer que bebe continuamente hasta embriagarse, que fuma y escandaliza con palabras impropias de personas cultas y educadas, en celebraciones fuera de casa, no puede ser en ningún momento un buen ejemplo, porque a la falta de recato y virtud se debilitan los cimientos de una imagen, de un modelo a seguir, además que no luce a ninguna persona, menos si es mujer y mucho menos si es abuela”.

Esa que es la columna vertebral del artículo, deja ver claramente que los valores descansan en el “buen comportamiento” de la mujer. El varón, bajo su óptica machista, es intocable. Esto no solo riñe con la concepción de la educación moderna por eximir y aislar al hombre de los deberes domésticos, sino que traslada a pleno siglo XXI opiniones provenientes de los primeros siglos inmediatos después de la muerte de su máximo líder, Jesucristo, y cuyo contexto paulino es totalmente diferente al que se vive en la actualidad donde las luchas de las mujeres y hombres en pos de una sociedad más justa y equitativa socialmente hablando, ha cambiado el panorama.

Mucho agua ha pasado bajo los puentes, mucha sangre ha corrido como consecuencia de posiciones intransigentes, irracionales, intolerables y unilaterales, provenientes de muchos “maestros y guías espirituales”, para seguir soportando que desde una posición “colaboradoramente altruista” se viertan ideas misóginas que descargan toda la culpabilidad de lo valores perdidos sobre seres que, como lo consideré en el párrafo anterior, han venido luchando junto a varones claros en esa óptica, en la historia contra la opresión, la esclavitud y la muerte que han impuesto los dominantes por el simple hecho de su sexo y posición social.

Espero realmente que las organizaciones de mujeres, en principio, y otras que se precien de democráticas, se pronuncien al respecto de estas apreciaciones a todas luces oscurantistas y medievales de un líder que cree que las mujeres son las que llevan la batuta de la educación de los hij@s y por tanto, son las que deben responder del éxito o la debacle de la sociedad. ¿No será que tras ese discurso benévolo se quieren esconder las verdaderas contradicciones de este sistema que ha lanzado a la mujer al mercado laboral de manera irremediable y que procura fragmentar a los trabajadores, como en el caso que nos ocupa, entre hombres y mujeres o, en otros aspectos, entre indios y mestizos, entre cristianos, de otras creencias religiosas y no cristianos, entre negros y blancos, para evitar que como clases sociales oprimidas podamos erigir juntos una lucha frontal contra nuestros opresores con los cuales no puede haber reconciliación nunca por la simpleza de poseer estos el gran capital el cual usan como herramienta de sojuzgamiento?

Este tipo de discursos son los que dañan al pueblo, culpando a unas y salvando a otros, cuando los que realmente tienen a unos y otros inmersos en la miseria y la ignorancia son los dueños del capital, de las iglesias y de la tierra.

López, para mi, es un instrumento de aquellos para mantener en la penumbra a los trabajadores, para poner enemistad entre ellos. En fin, una gran piedra de tropiezo, para usar sus mismos términos alegóricos.

El que tenga ojos para ver que vea y el que tiene oídos para oír que oiga.

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