martes, 5 de mayo de 2009

La verdad desnuda


Carlos Enrique Wer
En La Hora, 5 de mayo 2009

He leído las últimas noticias derivadas de la Asamblea de la Asociación de Periodistas de Guatemala correspondiente al mes de abril. Y ellas no me dejan más alternativa, que defenderme, como se lo advertí a los miembros de la Junta Directiva, cuando iniciaran la farsa de mi consignación al Tribunal de Honor, solicitada por cinco miembros que para tener la moral de ejercer un derecho legítimo, deberían publicar su currículum como miembros de la APG.

Y, ante esa situación, es necesario develar la verdad de lo que existe detrás de la fachada de la "entidad de Prensa más antigua del país". La verdad de quienes la han manipulado para mantener un poder nominal que les saque las castañas del fuego cada vez que su poderío mediático se vea en peligro, ante acusaciones de manipulación o malintencionada desviación de la información acerca de la realidad nacional. Para ello han mantenido una cada vez más debilitada asociación que nunca ha sido nacional. Que no pasa nominalmente de 600 miembros "a nivel nacional" y a la que concurren en sus asambleas mensuales, no más de treinta o cuarenta asociados. Extremos estos que pueden ser comprobados mediante el uso legal que nos permite la recién estrenada Ley del Libre Acceso a las Información, en los propios libros de Asistencia de la Asociación. ¿Representa este grupo, la voz de los periodistas de Guatemala? La respuesta es más que obvia.

El control que ha ejercido la Prensa Libre y sus gratuitos, o quizá no tan gratuitos defensores, ha sido absoluto. Tanto así, que la población joven entre sus asociados es prácticamente inexistente y los pocos que se han acercado, con la intención de evaluar su ingreso se han alejado al ver que la Asociación en realidad no les ofrece absolutamente nada para su superación, ni intelectual ni profesional. El candado de la Comisión de Ingresos, es uno de los muchos obstáculos que se ponen para "filtrar" las solicitudes de ingreso, las que por cierto no se cuentan por montones.

Los intentos de algunas de las Juntas Directivas, que han querido reformar los Estatutos para lograr atraer a un mundo de jóvenes, que graduados de las universidades del país, debieran de ser la permanente circulación de sangre de joven dentro de la Asociación. Que representara la permanente renovación de sus cuadros y la formación de sus líderes y futuros dirigentes. Dirigentes que estuviesen comprometidos, a través de su también permanente capacitación, defendieran el sagrado Derecho a la Libre Expresión del Pensamiento. Ellas al contrario, han encontrado un verdadero muro de contención en una Comisión Jurídica, en la que la figura del prensalibrista licenciado Morales Chúa, se ha erigido en el defensor de los intereses de ese consorcio.

Impidiendo que la Asociación se modernice; impidiendo que en la Asociación se capacite a la población de periodistas asociados, en las nuevas técnicas de la comunicación que han representado en los últimos años una verdadera revolución en el mundo de las comunicaciones, han frenado constantemente su necesaria modernización.

Ello, se hizo más que evidente, cuando la Junta Directiva pasada, interpretando acertadamente esa necesidad convocó a una Comisión para que elaborara un Proyecto de Reforma. La experiencia de los últimos años, me impulsó a pedir reiteradamente que la Comisión trabajara sin el obstáculo que ha representado la Comisión Jurídica, que no ha permitido el avanzar en esa necesidad.

El miércoles pasado, envié un "Informe del Presidente", en que denunciaba la permanente obstaculización por parte del Vicepresidente y el Tesorero, a posibilidades de emprender el camino del cambio.

Su conocimiento previo, le alertó para tomar acciones como la que motivó la publicación. Solo vale, ante tanta estulticia, una cuestión de Derecho:

¿Pretenden, la Asamblea General y los dirigentes miembros de la Junta Directiva, violar las leyes de la República, negando su majestad al existir un Recurso de Amparo?

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