domingo, 17 de julio de 2011

Honor y gloria a los grandes de Nuestra América

Por: Camilo Martiano


La vida nos llena de muchas felicidades, como tristezas; hoy en unos de los cementerios de la ciudad capital guatemalteca, se despidió con honor y gloria uno de los grandes de nuestra América y principalmente uno de los más importantes revolucionarios que vio nacer esta tierra del quetzal. Hoy varios de sus amigos, colegas, conocidos y en especial su familia como los que fuimos y seremos fieles alumnos del incansable Abogado Jurista y Revolucionario autentico, hoy despedimos de esta vida a nuestro querido Alfonso Bauer Paíz.

Hablar de el quizás es redundar, por todos las buenos escritos que ya han surgido saludando y dignificando su hermosa obra de clamor y justica por este bello pueblo. Hoy solo quiero referirme y hacer un par de críticas a todos aquellos que “admiraban, saludaban a Poncho”; estos por detrás siempre hicieron críticas a su pensamiento, del cual ni un porcentaje mínimo tienen razón estos aprovechados. Estos que por vergüenza no debieron asistir, asistieron a ver el cuerpo inerte, saludar a sus familiares y quizás en sus adentros satisfechos por no volverle a ver más.

A muchos vi en la funeraria, como en el cementerio; criticaban al no presente con palabras vacías, sin sustento, únicamente porque ellos no se atrevían a decir la verdad, por los mismos compromisos que ya habían adquirido con el enemigo. Estos ayer, hoy estuvieron al lado de la familia Bauer; otros que también acudieron a la cita, utilizaron al maestro únicamente con fines proselitistas. Al menos el Presidente de la República tuvo la dignidad al no asistir a los dos eventos, por tener la conciencia intranquila sabiendo que le falló a su formador. Así mismo hubiesen actuado varios de los asistentes al funeral…

Otros sin vergüenza alguna, asistieron y dieron besos y abrazos de resignación, cuando en su interior sabían que ya estaban traicionando una vez más al hombre que descansa en paz. Estuvo también todos aquellos que por una u otra razón lograron golpearse el pecho y repetían consignas que por ningún motivo aceptaría poncho estando en vida.

El protagonismo de muchos que hoy se dejó ver, nunca en otras circunstancias Poncho lo hubiese aceptado, simplemente quisieron ganar simpatía con la familia a sabiendas que no serán bien recibidos en el pensamiento del hoy no presente. Tristeza me dio ver el sentimiento que se desprendía en muchos la despedida del incansable, muchos exclamaron su amor y otros repetían como loros lo que algunos faltos de conocimiento decidieron ponerle ya sin vida, el cartel de comunista, del cual siempre Poncho dijo: “No soy comunista, comparto muchas tareas con los compañeros, pero no soy comunista”.

Es así como hoy despedimos al incansable Ponchito, varios estamos claros de su intachable proceder, otros quizás lo quieran imitar, pero la imitación muchas veces no es la mejor. Hay que conocer a fondo el caminar de estos hombres grandes para poder poner en práctica su actuar. Por respeto al no presente, no sigo contanto más, pero hoy se dejaron ver toda clase de oportunistas poncho. Usted sabe quienes son, lo siento…

¡Hasta siempre Profesor, Hasta siempre Compañero!
Frente Popular
Soberanía, Dignidad, Solidaridad
¡Vamos Patria, la Lucha Continúa!

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