miércoles, 7 de abril de 2010

Atentado contra la cultura

Carlos Maldonado

Como profesional imbuido en el ámbito histórico, me interesa saber, a ciencia cierta, si la noticia de que la primera dama de la nación, señora Sandra Torres, solicitó el actual edificio que alberga al Museo de Historia para ubicar las oficinas del programa MIFAPRO. Si es cierto lo que la prensa esgrime, hubiera sido un golpe nefasto al escuálido patrimonio cultural que por siglos ha sido depredado por propios y extraños, especialmente por parte de aquellos que conociendo del tema han aprovechado ese conocimiento para agenciarse de obras y riquezas de arte que sabiendo perfectamente, pertenecen a la nación, no escatiman en “robarlas” para engrosar su fortuna personal a través del ensanchamiento de sus colecciones privadas o como simples traficantes, al venderlas a coleccionistas nacionales y extranjeros . De eso cuentan innumerables hechos y anécdotas y, a pesar de que existe un delito tipificado contra el patrimonio cultural, poco ha sido el avance en su persecución.


Creo que esta noticia puede servir para poner sobre el tapete el tema de la cultura e historia de nuestro país. Los presupuestos destinados a su mantenimiento y difusión en los diferentes gobiernos que nos han antecedido como en el actual, han sido y son irrisorios en comparación con la titánica tarea a realizar. Ello, lo que denota que a las elites que han detentado el poder, la cultura les viene del norte. Y, en esa frase que sintetiza no solo la indiferencia de autoridades sino la tristeza de saber que, precisamente, por esa gran debilidad cultural que posee nuestro pueblo por la carencia de una política de esta índole que refuerce valores y riquezas autóctonas, aquel vea como lo mejor lo enlatado que viene de aquella región y con desprecio lo propio. Que conozca más de lo que pasa en Estados Unidos , a sus personajes reales e imaginarios los adopte como sus héroes y, por una visión distorsionada que trasladan los medios de lo que significa aquel país para los inmigrantes, especialmente latinos, con el impulso de la necesidad económica, aquel país sea la principal meta para paliar la crisis propia y de ahí, su primer impulso, huir hacia Norteamérica de donde luego de sufrir lo que no se esperaba se regresa deportado, endeudado y alienado. Eso sin contar el bombardeo a través de programas y películas acartonadas que embotan las mentes de niños y jóvenes que creyendo esas patrañas se sienten orgullosos más de los Yanquis aunque vociferen en el Mateo flores por una escuálida Selección Nacional que saben nunca llegará a ser campeón de la CONCACAF siquiera.

La cultura y el ministerio creado para esos menesteres, debiera ser uno de los mejor apoyados tanto presupuestaria como logísticamente. Tendríamos entonces para toda la población, sin excepción alguna y de forma gratuita, muchos más y mejores museos, excelentes edificios para bibliotecas y hemerotecas que albergaran nuestra historia y no aquellos que con lluvias y chubascos más allá de lo normal, se inundan y que pienso, al contrario de lo que argumenta cierto editorial, debieran ser trasladados a edificios más acordes a su labor. Esos centros pulularían por pueblos y aldeas para la culturización de todos. Hubiera más casas de la cultura donde cada región, pueblo o aldea reviviera sus tradiciones y su historia. Eso si sería enriquecedor.

Habría medios escritos y audiovisuales que difundirían masivamente nuestras costumbres, tradiciones, leyendas, etcétera. En fin nuestra cultura que se ha visto reducida solo a la añoranza de lo perdido de los mayas al punto de sentirnos incapaces de estudiarlos y comprender que su existencia fue parte de un estadio de desarrollo de esta región y que hoy, si se trata de revivirlos es solo por la visión mercantilista que estos gobiernos y tratantes de piezas arqueológicas para que sigan llenando sus bolsillos, tergiversando con ello, la propia realidad, a lo que no dudo, muchos profesionales de la arqueología, antropología e historia se unirán, incluso pervirtiendo la propia historia de nuestro pueblo, con tal de embarrarse un tanto de esas grandes ganancias que se obtendrán del reality show del mundo indígena. El neofolklorismo en ciernes y la cultura un bien arrinconado en el sótano donde se amontonan las reliquias.

Lo que Sandra Torres pretendía, según los medios escritos, hubiera sido un atentado a nuestra cultura, pero que más atentado el que hace tiempo los grupos que detentan el poder, incultos por antonomasia, han llevado a cabo contra nuestra historia. Desde que algunos ignorantes frailes españoles que acompañaron a las vulgares tropas invasoras, enceguecidos de un fanatismo religioso y rebosantes del racismo que esconde el desprecio contra los vencidos, quemaron códices, escritos y otras riquezas históricas y otros muchos más que vinieron luego, robaron en cantidades abrumadoras piezas de invaluable valor histórico para la futura nación y su pueblo, todo ha sido, no un atentado sino una carga de dinamita contra nuestro acervo auténtico.

¿Qué opinión tendrán las autoridades de la Escuela de Historia de la USAC, el propio Ministerio de Cultura , el IDHAE ante estos hechos inmediatos y los que siendo parte de una secuencia macabra de actuación han trastocado el imaginario nacional a lo largo del tiempo a tal punto que hoy se dice que el pueblo guatemalteco carece de identidad, cuando los mismos que pregonan eso, fueron culpables de esa cruda realidad?

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