jueves, 25 de agosto de 2011

VOTO NULO, CUESTIÓN DE CLASE

Desde una perspectiva revolucionaria, la práctica política sólo será coherente si está basada en una teoría y en un programa revolucionario, por consiguiente, en una estrategia y en una táctica consecuentemente revolucionaria, en donde el instrumento político y las propuestas adquieran ese carácter. Mucho más coherente es, si el argumento y posicionamiento político es una construcción colectiva, que de continuidad a búsquedas previamente planteadas y no a reacciones subjetivas que hacen caer en desviaciones pequeñoburguesas en apoyo de supuestas y difusas alternativas sin aval democrático fruto de asambleas populares internas.

Afirmamos esto con relación al voto nulo, el cual constituye nuestro posicionamiento y nuestro llamado en el actual proceso electoral guatemalteco (ver www.frentepopularsds.blogspot.com, 11 de agosto de 2011). Una posición y un llamado tan legítimo, aunque distinto, como el de quienes llaman a votar por el Frente Amplio.

El voto nulo, en nuestro caso, es una decisión de sujetos políticos, no de objetos; de sujetos no cooptados ni subvencionados, de sujetos con independencia ideológica, política y económica. Una decisión de sujetos que se precian de tener posición basada en una búsqueda programática de carácter revolucionario, no de simples posicionamientos en las izquierdas, considerando lo general y ambiguo que resulta dicho término cuando este es conocido desde los intereses del pueblo.

Nuestra decisión de votar nulo sortea las “coyunturas electorales” y el inmediatismo, que orillan a proceder como cooptado y/o subvencionado, debido a su carácter propagandístico y demagógico que induce a creer que en el momento electoral se define todo. En esta perspectiva coyunturalista o –mejor dicho- electoralista, hasta los pensadores críticos pueden acoplarse fácilmente a las lógicas cortoplacistas y pro-sistémicas, incluso abandonando su carácter de críticos profundos, complejos e, inclusive, revolucionarios. Esto último les lleva, a sumarse a alternativas de derecha y, a plantear irresponsablemente, sumarse a lo que su subjetivismo les hace ver como la alternativa “menos peor”.

En el marco electoral, se hace un llamado a votar por la candidata Rigoberta Menchú. Sin embargo, resulta un reduccionismo convertir a determinado personaje en un ideal. Menos aun cuando el personaje ha sido inconsistente, ambiguo y ha transado –sea con ingenuidad o no- con gobiernos enemigos de los intereses de la clase trabajadora y los pueblos indígenas. Pero, además, bien nos informa la Historia (con mayúscula y con minúscula) que los cambios son finalmente colectivos y que alguien por ser mujer, indígena u obrero no necesariamente representa los intereses de las mujeres, de los indígenas o de la clase obrera. En ese sentido, no será su extracción de clase, su pertenencia étnica o de género, lo que determina sus posibilidades para encabezar un movimiento transformador. Lo será su capacidad para dirigir, coherente con los intereses de los explotados y desposeídos, plasmados en un programa político (no de gobierno, y menos con tintes de marcos lógicos que simplifican y esquematizan el pensamiento y los procesos sociales). Cuando alguien surge de las luchas genuinas del pueblo, como Evo Morales por ejemplo, este se convierte en el dirigente de todos los revolucionarios, con tal capacidad y carácter que resultan enriquecidos por su origen e identidad de clase (obrera y campesina) y étnica (o nacional, en este caso).

Nuestra responsabilidad de no apoyar ninguna opción que represente lo establecido es la confirmación de nuestra consecuencia proletaria. Así nuestra consigna de anular el voto es digna, consciente, responsable, crítica e insumisa. Por lo demás, cada quien debe hacerse responsable de su elección, aun cuando esta sea sistémica, tanto de su elección al votar como de lo que se ha hecho o sea dejado de hacer antes de la “coyuntura electorera”.

A esta elección los partidos de izquierda, de centro izquierda y los que no son de “izquierda ni de derecha” entraron tarde y sin avances evidentes. De tal manera que sea la opción que gane, representará lo mismo, no obstante sus matices. El demagogo de la mano dura o el demagogo de las consignas falsamente populares, representan los mismos intereses y, por consiguiente, el mismo significado histórico, de lo que pasó, de lo que está pasando y lo que puede pasar. ¿Acaso no todas las “alternativas” son igualmente social-nacionalistas, pro-capitalistas y en consecuencia pro-imperialistas comprometidas con el capital legal o ilegal?

Nosotros seguimos en nuestras posiciones y, aun con nuestras limitaciones, seguimos apostando a la recuperación y desarrollo de un verdadero movimiento revolucionario, que no se mide en votos, que no se evalúa en coyunturas tan estrechas como las electorales, sino en los avances históricos que este puede impulsar. En este sentido, seguimos haciendo públicos nuestros aportes y propuestas, y seguimos proponiendo el Socialismo como única vía para hacer de Guatemala la Patria Superior que nuestro pueblo se merece.

Cuando se nos plantea que es el Frente Amplio (FA) lo que hay que fortalecer, se está siendo a-crítico de su surgimiento y carácter. Nosotros estaríamos llamando a votar por dicho frente si este al menos fuera perspectiva de unidad revolucionaria hacia el futuro, tal y como propusimos como búsqueda no electoral (aunque sin descartarla) en la Mesa de Unidad de las Izquierdas.

Claro está que eso no implica que dicho FA no pueda transformarse, en una u otra dirección. Si se orientara hacia una práctica revolucionaria, no tengan duda que trataremos de aliarnos. Pero no se nos pida que nos comprometamos por una instancia electoral que está por verse cuál será su conclusión en este momento político y cuál será su curso en el mediano plazo.

Lo que nos preocupa, en todo caso, es que se argumente que si no nos unimos a dicho frente, esto significa unirnos a los enemigos de nuestra clase. Esto lo único que hace es revivir aquel planteamiento de: “estás conmigo o contra mí”, que tuvo caudas trágicas que tienen que ser objeto de autocrítica y de justicia. Con esta lógica, quienes plantean esto, nos están conceptuando como a sus enemigos de clase, lo cual lamentamos profundamente, porque bloquea la posibilidad de volver a dialogar, para dar una nueva oportunidad a la discusión programática y estratégica en búsqueda de crear la alternativa al sistema imperante y caminar por la avenida de la revolución guatemalteca.

Para el Frente Popular, el voto nulo es afianzarse ideológica y políticamente en la lucha que debemos librar para cambiar radicalmente el sistema que nos oprime; y les enajena.

FRENTE POPULAR
Soberanía, Dignidad, Solidaridad
¡Vamos Patria, la lucha continúa!

Frente Popular, Guatemala, 25 de agosto de 2011

3 comentarios:

Percy Méndez dijo...

Muchá por favor aclaremen algo, a caso uds no van a participar ahora en la elección, acaso no tienen programado asaltar el palacio de la loba con un Comité Civico. Yo los ví muy entusiasmados en la construcción de una opción electoral, que además tenia todo un reslpaldo popular y populos, o qué ya no hay tal Comité Civico. O a caso el llamado a votar nulo es para las otras boletas distintas a la de cargos del municipio. ahi me cuentan pues. Atte, PERCY M.

HAHA dijo...

Es cuestión de clase por eso los niños y niñas que son parte de mi escuela tampoco acudiran a las urnas infantiles porque ellos a diferencia de los adultos entendieron los procesos de la suedodemocracia de este pais... Quienes acudan a las urnas deben votar Nulo, porque no existe una propuesta del pueblo para el pueblo. Por una mejor sociedad la lucha sigue.

vientoafavor dijo...

Me gustaría saber como van a fortalecer el movimiento revolucionario. Considero que incitando al voto nulo, no dicen más, toda vez que sus argumetos son negación que al mismo tiempo pueden ser negados, tomando en cuenta que aclaran el quehacer político individual o colectivo, o es que se quedan en un plano nihilista, ocupando un espacio político, sin tomar en cuenta la coyuntura que es distinta a la época de la guerra fría. Espero comentarios.

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