Por Alberto Arce
julio 30
El campesino Sergio de León, de 31 años, murió el pasado jueves en Santa Cruz Muluá durante el intento de desalojo de la finca en la que trabajaba a causa de laceración cardíaca. La laceración cardíaca es un “desgarro del corazon con penetración en las cavidades cardíacas y con herida toracica abierta”.
Su cuerpo muestra con claridad las marcas de cuatro impactos diferentes, tres de forma circular y uno más reducido, apenas un punto, en torno al lugar en el que se ubica el corazón. El impacto más cercano al corazón es el que mantiene, 24 horas después de la muerte, el color y señales de mayor intensidad. El más certero, el que provocó el golpe de mayor fuerza y le desgarró el corazón.
La existencia de impactos repetidos sobre la misma zona difícilmente puede atribuirse a un error. Las marcas de los proyectiles sobre el cuerpo indican que se le disparó en repetidas ocasiones, a corta distancia y apuntando directamente a una zona del cuerpo extremadamente sensible.
Como puede verse en la siguiente fotografía, que muestra proyectiles recogidos en el lugar de los disparos, tanto su diámetro como su forma se corresponden con las marcas en el cuerpo del campesino. Los proyectiles llevan una inscripción que los identifica como pertenecientes a la Policía Nacional Civil de Guatemala.
El gas lacrimógeno es un arma de disuasión pensado para disolver manifestaciones. Su uso debe realizarse apuntando al aire y a una distancia suficiente de los manifestantes para que los proyectiles no provoquen consecuencias trágicas. Según los testimonios coincidentes de sus compañeros, se encontraban realizando una sentada en el puente que da acceso a la finca, fuera de ella. la Policía Nacional Civil no les dio tiempo para retirarse. Les ofrecieron un plazo de 2 minutos que no cumplieron. El oficial al mando del operativo ordenó abrir fuego inmediatamente.
Los proyectiles de gas lacrimógeno en ningún caso debe utilizarse directamente contra los cuerpos de los manifestantes. El uso indebido del armamento policial constituye una infracción de las normas de comportamiento que requiere de una investigación para aclarar quién y cómo dio la orden de disparar de la manera en que se disparó con el resultado de la muerte del campesino Sergio de León, que deja viuda y 5 hijos.
A día de hoy ninguna autoridad pública guatemalteca ha abierto una investigación respecto a las circunstancias de la muerte de Sergio León.
http://albertoarce.com/2011/07/30/la-muerte-de-sergio-leon-en-retalhuleu-debe-ser-investigada/
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