Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba
Baracoa, joven mestiza de 500 años, con rostro de española y caderas de africana, vive entre las montañas y el mar, en la geografía donde convergen las aguas dulces y las saladas.
Su casa se construyó en el punto de unión de las nubes, la cima de la montaña y la línea del mar. Las paredes visten la madera preciosa talada en los bosques vírgenes, el cobre cubre el techo para multiplicar la luz solar y la arcilla negra alfombra el suelo.
Baracoa hospeda a todos aquellos que llegan a su puerta porque la vereda hasta ella sólo es transitable por la ladera de la montaña y retribuye el esfuerzo del recién llegado con una hospitalidad con humildad.
Halaga a sus huéspedes con manjares a base de coco y para garantizar el pronto regreso ofrece bebida de café y cacao.
Baracoa fue colonizada por los españoles, asediada por corsarios y piratas y en ese período se exterminaron sus minerales, talaron sus bosques, redujeron sus ríos a la búsqueda de oro y extinguieron a los indígenas.
Pero hoy Baracoa se despertó rebelde, construyó puentes, escuelas y hospitales entre las montañas, regaló cultura a sus entrañas, repartió luz eléctrica y empleo a sus pobladores.
Baracoa sólo tiene un gran defecto: no sabe ser gobernada y por eso se impone y manda.
A esa eterna joven del alma: ¡salud y vida!
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