miércoles, 13 de abril de 2011

LA VERDAD ES FUNDAMENTAL PARA DERROCAR AL IMPERIO

La prensa debe estar al servicio de la vida, no de la guerra

Por Carlos Maldonado

La gran prensa que nació bajo el espíritu de la búsqueda de la verdad, ha venido, de predominar en ella el profesionalismo y el interés porque a través de sus investigaciones se conozcan los detalles más oscuros o secretos de determinados personajes y circunstancias, a ser vocera de grupos dominantes a escala mundial quienes cooptándola, difunden a través suyo, su apreciación de las cosas. Con ello, lo que se consiguen es una información imprecisa, improvisada, tergiversada y, sobre todo, falaz.

El periodismo independiente y valiente ha dado paso a un periodismo acomodado y comprado. Ese de copy page. Aquél otrora valiente y audaz ha quedado relegado a ocupar espacios subterráneos, marginales e incluso de perseguido y clandestino. El difícil, sufrido y vilipendiado mundo del underground.

Guatemala, país dependiente y colonizado culturalmente por el Imperio del norte, obviamente no ha escapado a esa realidad. El periodismo dominante se ha acostumbrado a solo incrustar la “cápsula informativa” de los consorcios mediáticos que diseminan por el mundo su percepción de los acontecimientos y el discurso que priva en la elite dominante mundial ubicada primordialmente en Estados Unidos. De tal forma que, la esencia de la “información” que se quiere esparcir es la que da cuerpo a las noticias que recorren el orbe. Similar situación se da al interno, donde la coima es la que prevalece sobre la verdad imponiendo culpas a los inocentes y brillos a los malhechores. Se puede encumbrar o destruir dependiendo de la grima que se tenga del o los sujetos centrales de las notas.

El caso Libio, es el mejor ejemplo reciente. Sin embargo, todos los días, a cada instante, en cada rincón del planeta la tónica es igual. Estamos bajo la tiranía mediática mundial ejercida por el Imperialismo, dirigido por Estados Unidos de América. No obstante, a pesar de la fastuosidad del monstruo, la infalibilidad de aquel ha quedado cuestionada por el ejercicio de ese periodismo de underground que desde su marginalidad, en unión de muchos similares, utilizando los medios a su alcance y esgrimiendo variados recursos ha penetrado el cerco, llevándonos a los ciudadanos globales la versión más cercana de los acontecimientos. Por ejemplo, utilizando el ejemplo libio, la mentira que sirvió de base para que ésta fuera agredida demencialmente por las fuerzas mercenarias de la OTAN, la cual, a pesar de su desenmascaramiento, sigue siendo rumiada por las transnacionales de la desinformación a fuerza de machacar para obtener lo que realmente desean las potencias que las patrocinan: el petróleo ligero que esa nación produce y los grandes yacimientos de agua que posee, ha dado un giro diferente. El pueblo libio ha resistido y enfrentado a los traidores de su nación respaldados por el Imperio, y los ha ido venciendo.

Porque no existe otro interés en esa agresión imperialista. A pesar de vestirse con la bandera de la humanitaria defensa de los derechos de la población civil que es agredida por el “tirano” que apenas ayer era recibido por los líderes occidentales al pie de la escalinata y con alfombra roja, no puede esconder su ambición. Es tan desfachatada su tesis que al mundo le producen nauseas semejantes razones. Mentiras pueriles como si el mundo no conociera de su espíritu.

Obama, la Clinton, Sarkozy y toda la pléyade de farsantes no pueden sostener por más tiempo ese ignominioso estandarte. Descalificados por sus codicias han descendido al valle de la inmoralidad y la impudicia. Si existen “sonrisas y apretones de mano” será más por temor que por confidencia. Similar actitud que tienen los amedrentados vecinos cuando el matón del barrio seguido de su séquito de aduladores y golpeadores se hace presente en la cuadra. Hay que saludarlo con respeto y lisonja no vaya a ser que sus bombas caigan con la excusa más inverosímil. Sin embargo, los pueblos del mundo no pueden seguir sosteniendo la paz y la libertad que aquel dice defender. Pues, será su pax y su libertinaje. De ello, se desprende que algunos no han agachado la cerviz y reniegan de sus abusivas y petulantes prácticas y confiando que algún día, cansados los demás de sus atropellos, reaccionen en conjunto, siguen creando y produciendo, alertas sí ante la mínima provocación que sería el preámbulo para el golpe traidor que nunca deja de contar con sus respectivos “cómplices internos” y sobre una paciencia cifrada en la perfectibilidad de lo humano, esperan se cumpla el dicho que en mi país, Guatemala, tenemos para todo aquel personaje o elite que envalentonada en su fuerza terrorista se vanagloria sobre los demás: “a todo cerdo le llega su sábado”. (En mi país, los sábados por la mañana es cuando, por lo general, matan a los cerdos para vender su carne y su piel convertida en chicharrón en los mercados populares. Deliciosa, aunque no muy sana, costumbre).

Volviendo a nuestros cerdos, digo a nuestros matones de barrio que mucho dolor, sufrimiento y lágrimas han arrancado donde se ubiquen en el mundo, los argumentos se les han acabado. Su trillada perorata sobre las libertades civiles y los derechos humanos es bazofia en sus bocas. Mejor deberían ser más honestos y sin más trámite agredir a quienes deseen arrebatar sus bienes y sus vidas. Así, al menos los crédulos aún y los traidores sabrían a que atenerse los primeros y buscar dónde esconderse, los segundos.

Es risible que los mercenarios de la OTAN, encabezados por el matón del barrio, digan que su interés es el pueblo libio y, últimamente, el pueblo de Costa de Marfil, o en América , Honduras, Venezuela o la hartamente vilipendiada Cuba.

¿Qué moral tienen los terroristas del Consejo de Seguridad y los traidores locales –que ratas hay en todos lados- ante la firme e indoblegable decencia de pueblos que demostrando que aún bajo el asedio, el cerco y la mentira su pueblo da y proporciona a sus semejantes no solo internamente sino fuera de sus fronteras, lo mejor que sus henchidos corazones de generosidad pueden otorgar? ¿Qué moral esgrimen al decir que están en lucha contra el terrorismo cuando protegen y facilitan la vida y sus fechorías a los más grandes extremistas confesos como Posada Carriles y Osama Bin Laden? ¿A quién quieren engañar estos mentecatos?

La desdibujada faz de su Secretaria de Estado sale a masticar frente a las cámaras las asqueantes falacias que dan pie a las agresiones contra niños, mujeres, ancianos y hombres que desarmados huyen de sus bombas asesinas e inteligentes. Porque aparte de agredir con todas las mortíferas armas inimaginables son cobardes y cuando los pueblos, hastiados de su arrogancia, se arman y los enfrentan, cínicamente empiezan a maquinar como ocultar sus genocidios ante su descomunal embestida que furibundos practican. De ahí, ejemplos como los de Vietnam, Irak y Afganistán que ante su incapacidad de avanzar y posicionarse, desesperados por esa impotencia imperialista no escatiman en masacrar a la población más vulnerable que argumentan proteger.


El pobre diablo que hoy es la cara visible de ese gobierno fascista, el liberto que siguiendo su tradición histórica regresa a administrar los bienes de sus amos por no poderse acostumbrar a su libertad comprada o regalada, no tiene más remedio que subirse al tren que le pongan enfrente. Al fin y al cabo, él hijo de razas inferiores, a ojos de sus patronos, solo le toca seguir obedeciendo. No conoce la historia de sus ancestros que diferente a él, lucharon y murieron por la libertad que preciaron más que su propia vida. Pobre títere de chocolate.

Si el bravucón del barrio y sus secuaces creyeron que había engañado al mundo y que lo seguirían engañando como lo hicieron con Irak y Afganistán, ahora con Libia y Costa de Marfil están siendo derrotados por que para vencer se necesitan razones y pudor. Y, aunque ocupen, el avispero será tal que no podrán dormir tranquilos. Sus ciudades pronto serán alcanzadas por sus perfidias. Las notas sobre el asesinato en sus escuelas, sobre el asesinato sobre sus ciudadanos civiles fuera de su territorio se están incrementando paulatinamente. El Imperio se está enredando en su propia locura, en su propia droga y en su propia violencia. Su sociedad está enferma, su gente está prisionera entre el fanatismo religioso, que no religión, y el consumismo. No podrá resistir por mucho tiempo semejante esquizofrenia de ahí que el suicidio, el escape y el asesinato sean su denominador común y, como la enfermedad se propaga hay que erradicar el foco infeccioso, esa pústula virulenta que radica en su clase hegemónica psicópata y desquiciada.

El mundo no soporta más seguir gobernada por una caterva de asesinos desalmados, es tiempo de luchar por un cielo y una tierra nueva en el literal sentido de la palabra, pues la atmósfera está siendo contaminada de tal manera que pronto será imposible respirar, las aguas serán imposibles de tomar y la tierra imposible de producir, mientras la guerra se disemina por el planeta a la velocidad de la ambición de ese grupúsculo homicida cuya principal preocupación es seguir obteniendo jugosas ganancias a través de su industria militar.

La ciencia sin caridad no es válida porque crea, o bienes superfluos o bienes que coadyuvan al exterminio de la humanidad. Ambos , no obstante, deshumanizan, agotan y extinguen. Sin embargo, las tinieblas que han sumido a la tierra en esta era de hielo y cinismo más tienen su explicación en una prensa manejada por esa elite genocida. Mientras no escape de su control, muchas de las patrañas que esparce serán aceptadas como verdades y tras de ellas vendrán las arbitrariedades, las injusticias y los exterminios. La peste y el hambre, la polución y la enfermedad. Y , todas ellas apoyadas o aceptadas por las masas.

Por todo ello, hago un llamado a la decencia, a la honestidad, a la dignidad y la vergüenza de quienes con las herramientas de la pluma y el papel tienen la enorme misión de informar, de contar la verdad y jamás ocultarla mucho menos tergiversarla para quedar bien con los que tienen el poder de sus emolumentos. Más que con ellos, su compromiso es con la verdad y con la vida porque el poder de aquellos es por este momento mientras la recuperación de la humanidad es por siempre.

Hay que unirse a esas guerrillas informativas que se han levantado por el mundo y han iniciado la batalla de las ideas. Los imperios de todos los tiempos siempre han caído bajo el influjo de sus hostigamientos y la sorpresa de su ataque furtivo. Éste no será la excepción, sin embargo, es necesario apresurar su derrocamiento pues su barbarie ya está entre nosotros.

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