jueves, 19 de febrero de 2009

ALZHEIMER


Carlos Enrique Wer

En La Hora, 17 de febrero 2009


Este pareciera un mal que ha aquejado a una buena parte de la población guatemalteca, especialmente a aquellos que por una u otra razón, han llegado a ocupar posiciones privilegiadas en el gobierno, en el Congreso u otras instituciones que por su importancia contribuyen a modelar la diaria historia de nuestro país. Diaria historia que con el tiempo pasa a conformar el legado histórico que servirá de fundamento para educar a nuestras futuras generaciones.


Y ello viene al caso por la visita que el presidente Colom hace a la hermana República de Cuba. Recién haber vuelto de un viaje a ella, tuve oportunidad de conocer de la intención de los residentes guatemaltecos, de programar junto al homenaje que haría el presidente a Manuel Galich y Guillermo Toriello, destacados revolucionarios que descansan eternamente en el hermosísimo cementerio de La Habana, al que más que merecidamente debiera de haber recibido el Cabo de Cs. Cs. Óscar Morales Delgado, uno de los líderes de la casi desconocida gesta del 2 de Agosto de 1954. Y digo casi desconocida, porque como hoy el presidente Colom, presidentes y cúpulas militares se han hecho "babosos" para no ofender a quienes no solamente nos han ofendido, sino representado a quienes han saqueado, y saquean aún, nuestras riquezas.


Más valor tuvo un presidente conocido por su formación liberacionista, Ramiro de León Carpio, quien entregara la Orden del Quetzal a los caídos en esa gesta, abriendo así una serie de tibios reconocimientos que fue rota por la decidida participación de Tono Móvil, Ninett Montenegro y los diputados del Frente Nueva Guatemala quienes lograron que el Congreso de la República declarara el 2 de Agosto de todos los años,"Día de la Dignidad Nacional", ordenando además que se celebre apropiadamente. Orden que como casi todas las leyes en Guatemala, les vale madre a quienes detentan el poder.


Más tarde, fue el presidente Portillo quien ordenó se condecorara el pabellón del 2 de Agosto de 1954 con la Orden Presidencial, asimismo a los miembros de esa gesta. Sus órdenes fueron tergiversadas por su Secretario, el licenciado Luis Mijangos, quien consideró que era demasiado dinero el que se invertiría en las condecoraciones y solamente se les entregó un diploma que confirma la carencia de conocimiento histórico al entregarlo por "pertenecer a la Asociación 2 de Agosto de 1954", acusando como profesional del Derecho un desconocimiento de que cualquier persona puede pertenecer a una asociación, pero no todos pueden pertenecer a una gesta.


Ayer (16 de febrero), un hermano del 2 de Agosto, el "cuyito" Urbano Moreno me llamaba entusiasmado y me contaba que en esos precisos momentos en el canal de Telesur, se estaba hablando del 2 de Agosto. Esa gesta, que simboliza la dignidad, el honor de Guatemala y la defensa de la Soberanía Nacional, la que después en una cobarde aceptación se ha aceptado como "limitada", es más conocida y respetada en el extranjero que en nuestro propio país. De esa cuenta, que sin pretender demeritar el valor y el prestigio de los intelectuales guatemaltecos que lucharon en vida por la revolución guatemalteca (pero que al fin y al cabo era su obligación), el homenaje a un joven cubano que arriesgó su vida por lavarnos de la deshonra de haber sido invadidos y sometidos por el poder del águila calva, era más que obligado. Es muy probable que los asesores presidenciales también padezcan de esa enfermedad que afecta la memoria.


Algunos adujeron que no era "Héroe Nacional" oficialmente reconocido. Y es cierto, pero ello debido a la cobardía, hoy ratificada, que aqueja a los dirigentes nacionales. Ojalá que esta omisión, sea reivindicada, con la decisión del presidente Colom de poner las cosas en su lugar y otorgarle al 2 de Agosto el valor que le corresponde y elevarlo al sitio en que sea reconocido, conmemorado y recordado por todos los guatemaltecos que amamos este país.


Y porque no reconocemos el heroísmo de guatemaltecos que han ofrendado su vida por este país, por eso mismo hemos caído en el absurdo reconocimiento de "soberanía limitada", que solamente refleja la cobardía de lo que no somos capaces de defender como propio. Ayer mismo, el ex presidente Francisco Reyes escribía acerca de otro caso a defender: el atropello de los bucaneros ingleses a esa maltratada soberanía, apañado por sus achichincles estadounidenses, en la pérdida de Belice, que debemos de defender como bien anota Reyes.

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