viernes, 23 de enero de 2009

Lejos de una defensa, Prensa Libre ataca a la APG

Por: Antonio Castillo
Simpatizante del Frente Popular SDS

El día de ayer, 22 de enero, la empresa Prensa Libre, a través de su editorial titulado "Lejos de un ataque, es defensa de la APG", volvió a enfilar sus colmillos en contra de la APG y sus directivos anteriores y actuales.
El antecedente de dicho editorial se sitúa en el conflicto que los dueños de Prensa Libre, como accionistas mayores de Nuestro Diario, mantienen con accionistas menores de dicho medio. Un conflicto que, por la renuencia de ambas parte a conciliar intereses, afectó el pago de salarios a los trabajadores, lo que originó que el Juez Sexto de Trabajo, definiera la intervención de Nuestro Diario y nombrara para el efecto y escogido de una terna solicitada a la APG, al periodista Carlos Enrique Wer. Además, se ubica en la histórica influencia que han tenido Prensa Libre y otras empresas del mismo tipo, en entidades gremiales periodísticas, en las cuales -- como señala el mismo editorial-- han estado dirigidas por fundadores, accionistas y funcionarios de dicha empresa, lo cual nos informa precisamente del manejo que han hecho de tales entidades gremial en función de sus intereses capitalistas, económicos y políticos.
De tal manera que el editorial y los intereses empresariales de los dueños de Prensa Libre, están íntimamente relacionados: desprestigiar y desgastar a Carlos Enrique Wer, para orillarlo a renunciar, no tanto de la APG, como de su papel de interventor, siendo que ha cumplido legal y éticamente el mandato del Juez Sexto de Trabajo y --como corresponde con su historia personal-- no ha aceptado plegarse a los intereses de los accionistas mayores –ni de los accionistas menores- de Nuestro Diario, es decir, a los intereses de Prensa Libre.
En dicho editorial, para empezar, Prensa Libre obvia los argumentos de la anterior junta directiva de APG, la cual respondió dignamente el 14 de enero a los ataques sufridos por dicho medio en sus editoriales del 7 y 14 de enero de 2009.
Es evidente que Prensa Libre, a través de sus piezas ubicadas en la anterior y actual junta directiva, han tratado de influir de tal manera que se pudiera evitar la toma de posesión y, actualmente, para que se lleve a Tribunal de Honor o provocar la renuncia de Carlos Enrique Wer del cargo de Presidente de la APG.
Es evidente que la simpatía y lealtad de Prensa Libre con la APG – como argumentan en su editorial--, son efectivas sólo cuando ellos tienen el control y manejo de dicha entidad. Cuando no sucede así, enfilan sus colmillos para desprestigiar a sus directivos, especialmente aquellos que como Carlos Enrique Wer son periodistas probos, no sujetos a los designios de quienes históricamente han manejado convenientemente la información para el poder económico, político y militar al cual sirven y del cual son parte.
El cambio de estatus en la APG –otro asunto contra argumentado en el editorial referido- es y debe ser una política soberana de los periodistas y no condicionada al gusto de Prensa Libre, de los intereses de sus propietarios, que al mismo tiempo tienen sus tentáculos en los más difundidos periódicos escritos del país.
La demagógica defensa que Prensa Libre hace de los 82 trabajadores de Nuestro Diario que aun no reciben el pago de sus salarios --a sabiendas las condiciones laborales en que mantiene a los trabajadores a su servicio y a sabiendas que dicho pago pende de la resolución del Juez Sexto de Trabajo-- obvia el hecho que la intervención judicial para garantizar los derechos de los trabajadores, como sucede con el conflicto en Nuestro Diario, no le veda el derecho al periodista Wer, para elegir y ser electo en la APG, tal y como pretendió y pretende Prensa Libre. Adicionalmente, obvia que fueron los propietarios de Prensa Libre, como accionistas mayores de Nuestro Diario, quienes orillaron a los 82 trabajadores antes mencionados a abandonar su puesto de trabajo, en el lugar que corresponde a Nuestro Diario.
Prensa Libre afirma que su accionar responde a la pretensión de resguardar el prestigio e historia de la APG. Por dignidad del gremio periodístico, la APG no necesita que Prensa Libre resguardar su prestigio e historia –como argumenta el mencionado editorialista. Esta es una soberana tarea de los periodistas, quienes libremente deben ser parte en la construcción de una APG verdaderamente independiente, sin sujetarse a los designios e influencias de empresarios o empresas como Prensa Libre.
Es hora de que los periodistas y estudiantes de periodismo genuinos cierren filas en contra del terrorismo mediático y de las pretensiones e intereses actuales y futuros de los empresarios y empresas de los medios masivos de difusión, defiendan su entidad gremial y a sus directivos electos legal y legítimamente, más aun cuando son del prestigio, ética y compromiso de Carlos Enrique Wer.
Es hora que la APG vele, sin ninguna duda, por los intereses del gremio periodístico, para lo cual se hace necesario analizar, discutir y reformar aquello que soberanamente decida hacer con su entidad, rechazando cualquier intento que, como hace Prensa Libre, pretenda negarles ese derecho.

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