martes, 22 de junio de 2010

CRISIS ESTRUCTURAL DEL PODER NORTEAMERICANO

Marcelo Gullo
Aportes para el II Congreso Político del Frente Popular.

Creemos que, para realizar una lectura correcta del actual escenario internacional, -es decir para identificar las problemáticas, los procesos, y las dinámicas que se encuentran en desarrollo en el ámbito latinoamericano y mundial- es necesario partir del análisis de la crisis que atraviesan los Estados Unidos. Esta crisis, a nuestro entender, más que una crisis económica, es una crisis estructural del poder norteamericano. Una crisis que preanuncia el fin del unilateralismo norteamericano y el nacimiento de un nuevo multipolarismo, el multipolarismo de los Estados Continentales.

La causa estructural de la crisis del poder norteamericano

Desde nuestra óptica, estamos ante una crisis estructural del poder norteamericano porque, por primera vez desde 1865, hay una contradicción entre los intereses de la alta burguesía norteamericana y los intereses nacionales del estado norteamericano. Esto, no había pasado nunca hasta ahora. A partir del fin de la Guerra de Secesión (1865) existió, en los Estados Unidos, una perfecta armonía entre los intereses del estado norteamericano y los de la alta burguesía industrial norteamericana. Una alianza que, luego de la Guerra de Secesión, puso en marcha un gran proceso de industrialización impulsado por el Estado y protegido de la competencia externa por fuertes restricciones tarifarias, pararancelarias y subsidios, tanto encubiertos como desembozados . Este proceso de industrialización generó una enorme inmigración europea hacia los Estados Unidos, retroalimentando ese mercado interno en creación y crecimiento permanentes y generando un verdadero “círculo virtuoso de crecimiento” cosa que, a su vez, consolidó, aún más, la originaria unión de intereses entre la alta burguesía industrial y el propio estado norteamericano. Aquello que era bueno para la alta burguesía norteamericana era, también, bueno, para el propio estado norteamericano

Sin embargo, aquella unión, que construyera las bases estructurales del poder norteamericano, comenzó a resquebrajarse en la década de 1980. A comienzos de esa década de los `80, comienza un lento proceso de desindustrialización cuando, la alta burguesía industrial norteamericana en busca de una mayor plusvalía, comienza a trasladar la producción industrial de los Estados Unidos hacia los países del Asia. Cierto es que, este proceso de traslado de empresas norteamericana fuera de sus fronteras, ya se había producido, con anterioridad, hacia America Latina, por ejemplo. Así, durante las décadas de 1950 y de 1960, numerosas empresas norteamericanas habían instalado factorías para la producción de bienes industriales, principalmente en Brasil, Argentina y México. Pero, las empresas norteamericanas se trasladaban para fabricar productos destinados a la venta en esos mismos mercados. El giro que se produce a partir de los ’80 es absolutamente diferente porque a partir de la década de los ´80, las empresas norteamericanas comienzan, principalmente en Asia, a producir para los Estados Unidos. Es decir que las empresas norteamericanas, instaladas en el Asia, comienzan a fabricar, con trabajo extranjero barato, productos que, luego, se venderían en el propio mercado norteamericano.

Paradojalmente la elite política y militar norteamericana, influenciada fundamentalmente por el pensamiento estratégico de Alvin Toffler, apoyó a la alta burguesía, cuando ésta, en busca de una mayor plusvalía, comenzó a trasladar la producción industrial de los Estados Unidos hacia los países del Asia. La idea sustancial del pensamiento estratégico de Toffler - aceptado en gran medida por la elite política y militar norteamericana - se basaba en que el poder pasaba, ahora, por la tecnología de punta. Esta idea, que en principio es cierta, posee, sin embargo, un error. Desde el punto de vista de la construcción del poder nacional, la constitución de un complejo aparato tecnológico no debía realizarse en desmedro del aparato industrial. Adoptar uno, no debía significar, desechar el otro. Sin embargo, partiendo de que el poder consistía, exclusivamente, en la posesión de la tecnología de punta, Estados Unidos, comenzó a especializarse, a través de un gran Impulso Estatal - proveniente del complejo militar-espacial - exclusivamente en ella, desechando su aplicación a la industria básica común, perdiendo por ello, progresivamente, el liderazgo industrial.

Conviene recordar, al pasar, que el Estado norteamericano subsidió ese desarrollo tecnológico, porque las compañías privadas no lo hubiesen podido hacer, nunca, por sí mismas (las computadoras y la Internet, por mencionar sólo algunos ejemplos, fueron desarrollos realizados, en principio, para el complejo aeroespacial-militar norteamericano). Se trataba de un subsidio “encubierto” que, a través del sistema militar-espacial, recibieron las compañías tecnológicas privadas norteamericanas.

Si bien es cierto que el poder, pasa por la dominación de la alta tecnología, lo que no se contemplaba en ese análisis, realizado por la inteligencia norteamericana, es que se estaba convirtiendo a los Estados Unidos en una sociedad exclusivamente dedicada a los servicios y que, esos servicios, naturalmente volátiles, desplazaban a la más estable e inelástica producción industrial, la cual a su vez, es la principal fuente de empleo permanente y mucho más amplio en cuanto a su capacidad de absorber personal de la más amplia gama de capacitaciones . Entonces, a medida que los Estados Unidos trasferían su proceso de industrialización al Asia, se desindustrializaban y perdían uno de los escalones de su poder nacional. Desde ese momento y partir de la supremacía de su moneda, empezaron a “vivir de prestado”. Ese, es el origen profundo de la crisis del poder norteamericano. Los problemas financieros que hoy vemos son, así, una consecuencia y no la causa. El verdadero origen estructural de la crisis, está en el traslado de la producción industrial de los Estados Unidos al Asia, porque la plusvalía que obtenía la alta burguesía norteamericana, era enorme, en comparación a la que podía obtener, en los Estados Unidos.

Consecuencias de la crisis del poder norteamericano

La crisis del poder norteamericano implica, por un lado, la crisis terminal del paradigma neoliberal en la cuna misma del neoliberalismo y, por otro lado. el comienzo del fin del intento de construcción del unilateralismo norteamericano, es decir, de la llamada “Pax Americana”.

La crisis actual conlleva, entonces, la crisis de la doctrina económica que postulaba como principio científico que el estado no debía, jamás, intervenir en el mercado. Sin embargo hoy, debido a la crisis, es que, por ejemplo, “naves insignia” del poder norteamericano, como la General Motors, son, ahora empresas de propiedad del estado norteamericano. Noticias como ésta, que deberían ser titular de primera plana de todos los diarios de America Latina, no lo fueron, y eso, no puede atribuirse a otro factor que no sea el de nuestra subordinación ideológico-cultural, la misma que nos impide ver la realidad tal cual es y la misma que nos imposibilita ver los hechos verdaderamente importantes. Lo verdaderamente trascendente es que se ha producido la nacionalización más importante de la historia de la humanidad, que es la nacionalización de General Motors de la cual, el estado norteamericano pasó a poseer nada menos que el 70% de su paquete accionario. Así también, otro gran icono de los Estados Unidos., el City Bank es también, prácticamente, un banco nacionalizado. Asimismo, otro gran emblema de los Estados Unidos. - en este caso un ícono cultural - como lo es la Universidad de Harvard, declaró tener un déficit presupuestario de alrededor de un 35%, es decir que se encuentra en graves dificultades financieras.

Frente a estos problemas, el modelo neoliberal, se queda vacío de herramientas: no sabe que hacer

Estos simples ejemplos, nos demuestran, por una parte, que estamos ante la crisis más profunda del neoliberalismo, porque además, esta crisis se produce en la propia cuna del neoliberalismo y, por otra parte, que nos encaminamos hacia un momento extremadamente beneficioso para nosotros, los latinoamericanos, que es el de la posibilidad de rechazar de forma absoluta, y ante su palmario fracaso, el paradigma neoliberal

¿Por qué? Por la sencilla razón de que los defensores de este modelo neoliberal, no encontrarán forma de defenderlo para aplicarlo en la Periferia - a la que pertenecemos - dado que el mismo, ha fracasado en el propio Centro. Hoy, es el estado norteamericano, el que desembolsa millonarias sumas de dinero para rescatar a la General Motors, al sistema bancario y a tantas otras empresas. Todo lo contrario a lo que ellos mismos predicaron durante 30 años. Es el Estado el que interviene decisivamente en la economía para salvar una industria norteamericana, para salvar un banco norteamericano, y el que va a intervenir, de ser necesario, para salvar a una universidad norteamericana. De esto, que no quepa ninguna duda

Por otro lado, como ya afirmásemos, esta crisis implica el fin -o el comienzo del fin- del intento de construcción del unilateralismo norteamericano; es decir, de la hegemonía absoluta norteamericana. Y entonces, la pregunta que se impone, naturalmente es: ¿hacia dónde vamos? La respuesta es sencilla: vamos camino a un nuevo multipolarismo, que será el multipolarismo de los estados continentales que se constituirán en el directorio - formal o informal - del mundo.

Y hoy, ¿quiénes son los candidatos a integrar ese directorio, formal o informal, del mundo? Por supuesto, los Estados Unidos que fue el primer estado en constituirse como un Estado continente industrial y que, a pesar de la crisis, conservaran factores de poder decisivos. Rusia, un estado continente en proceso de recuperación, a partir de Putin. China, un estado continente en un proceso de industrialización acelerado. La India, que prácticamente con la misma cantidad de habitantes que China es, también, un estado continente en proceso de industrialización. Por fin, un candidato a integrar ese directorio sería la Unión Europea, si logra coordinar una política exterior y de defensa comunes.

Por cierto, hay un lugar en esa “mesa” para los países que conforman la América Latina, si consiguen - sin vanos intentos de cualquiera de ellos por alcanzar una hegemonía regional - conformar una unidad político-económica única e igualitaria. Los Estados que no se sienten en esa mesa, no tendrá nada que hacer. Serán, simplemente, el “coro” de la historia.

Estados Unidos: de potencia global a potencia regional

Nuestra principal hipótesis, es que, los Estados Unidos., debido, entre otros factores, a la crisis estructural que atraviesan, van a pasar, paulatinamente, de ser, una potencia global, a ser una potencia regional. Sin embargo, es necesario remarcar que los Estados Unidos no se van a resignar, por lo menos fácilmente, a pasar, de potencia global a potencia regional. Es razonable avizorar que el poder norteamericano presentará batalla - una batalla, posiblemente cada vez más virulenta - , en todos los frentes posibles. En tal sentido es que creemos que, el sistema internacional, atravesará por un período de gran turbulencia. Durante este período, los Estados Unidos usarán tanto, su poder blando, como su poder duro, a fin de retrasar su paso de potencia global a potencia regional.

En tal sentido, intentarán expulsar a China del África Oriental, comenzando por Sudán y aprovechando la violación sistemática que, de los derechos humanos, hace el gobierno sudanés, aliado tradicional de Beijing. Quizás, esta operación comience planteando el tema ante la ONU y ante el Tribunal Penal Internacional, acciones que, sin embargo, podrían ser llevadas adelante por terceros estados.

En cuanto a Eurasia, los Estados Unidos van a tratar de evitar algo que, para Europa, es fundamental: la alianza con Rusia. Europa necesita de Rusia y Rusia necesita de Europa. Mientras Rusia encontraría en Europa la tecnología y los capitales que necesita para su pleno desarrollo, Europa encontraría en el enorme territorio ruso, la energía y las materias primas que necesita para seguir sobreviviendo en un mundo que se encamina hacia una “crisis de pasaje”.

Una “crisis de pasaje” es aquella en que, tanto el viejo patrón energético como el viejo patrón de industrialización, no terminan de morir y los nuevos patrones, llamados a reemplazarlos, no terminan de nacer. Es un período de crisis existencial, porque de la disponibilidad de diversos minerales escasos e indispensables para el proceso industrial dependerá la existencia misma de las grandes potencias. Esta “crisis de pasaje” sólo podrá ser superada, por Europa, en alianza con Rusia. Este escenario conlleva, para los Estados Unidos, el peligro de perder a su tradicional aliado europeo.

La América Latina frente a los tiempos que vienen

La consecuencia lógica del paso de los Estados Unidos de potencia global a regional consiste en la necesidad imperiosa que tiene, de ahora en más, el poder norteamericano, de garantizar que la América Latina se convierta en una zona sujeta a su exclusiva influencia política y económica. La lógica política indica que Estados Unidos no podrían alcanzar ese objetivo sin lograr, previamente, la capitulación del poder más importante de la América del Sur, es decir, la capitulación del Brasil.

¿Cuál debería ser, entonces nuestra respuesta como Latinoamericanos? Nuestra respuesta debe consistir en la realización de nuestra propia “insubordinación fundante” para construir nuestro Estado-Continente-Industrial-Tecnológico, que será la única forma de sentarnos en la “mesa“del directorio mundial y, de ese modo, no quedar, definitivamente, como una región subordinada y salvar a si a nuestros pueblos de un proceso de nueva esclavitud. .

Es necesario remarcar que en el proceso de construcción de un Estado Suramericano - que luego devenga en Estado Latinoamericano - la responsabilidad mayor, recae en el Brasil, por una razón sencilla: es el poder principal en la región, es el país más poblado, el de mayor tamaño y, fundamentalmente, el más industrializado. Entonces, Brasil tiene que entender que si los Estados Unidos van a considerar de nuevo a la América del Sur como su zona económico-político exclusiva, la lógica del poder indica que se van a ver obligados a .buscar la capitulación del Brasil y esto, es tan inexorable como la muerte.

Es, en esta línea de análisis, que deben entenderse hechos tales como la instalación de las bases militares en Colombia o el golpe en Honduras. Para ver cual es la reacción, tanto de los gobiernos como de la opinión pública latinoamericana, es que se ha ejecutado ese tremendo golpe en Honduras. Es posible, que se esté planeando un golpe cívico- militar en Bolivia, para tener bajo control el “corazón geopolítico” de la América del Sur. También se podría estar pensando, en los centros de comando de los Estados Unidos, en organizar un golpe en el Paraguay, para lograr establecer un “cerco”, alrededor del Brasil.

Se desprende de este análisis que el Frente Popular debe tener, como horizonte estratégico, como futura propuesta de gobierno para Guatemala, el acercamiento a los países y gobiernos más proclives de la América del Sur, a fin de insertar a Guatemala en el proceso de reunificación de la Nación Latinoamericana fragmentada en el siglo XIX por la acción del imperialismo que impidió la concreción el sueño de los Libertadores.

Marcelo Gullo
Soberanía, Dignidad y Solidaridad
¡Vamos Patria, la lucha continúa!

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