miércoles, 31 de diciembre de 2008

¿QUO VADIS, GUATEMALA?


Carlos E. Wer
En La Hora, 16 de diciembre de 2008.

Quizá es una pregunta que muchos guatemaltecos nos hacemos con frecuencia. Quizá es una pregunta que aún no tiene respuesta, porque al mismo tiempo que nos preguntamos con preocupación por ello, también nos desentendemos de nuestra responsabilidad de encontrarle adecuada respuesta. O es que la situación económica se agudiza cada vez más, a pesar de que no estamos generalmente enterados de las realidades. Que todavía nuestras autoridades económicas nos dan "atol con el dedo", mientras la gente más necesitada resiente cada día con mayor crudeza sus alcances.

Rodeados de ineptitud. Rodeados de asaltantes que con traje de etiqueta pretenden esconder su verdadera identidad. Políticos, diputados, ministros (sean éstos del Estado o de las iglesias), presidentes, primera damas, familiares y "amigos" del gobernante de turno. Militares escondidos detrás de un uniforme que debiera ser garantía de servicio a favor de los intereses del pueblo, que como buenos hijos de la UFM, confunden sus responsabilidades con la"Libre Empresa". Que perdiendo el norte de su principal razón de ser, aceptaron obedientemente la orden del imperio de reconocer que los países ya no son soberanos, sino "limitadamente". Vergüenza sentí el pasado viernes, cuando en una presentación en el propio centro en el que se capacitan los señores oficiales, como parte de su presentación, presentaron un mapa de Guatemala, cercenado del aún territorio guatemalteco. ¿Cuál será el resultado de la consulta popular al respecto?... ¡ni dudarlo!

Empresarios "exitosos", que como el fantasma de Wall Street, el honesto experto en inversiones, Bernard Madoff, quien haciendo uso de la más pura teoría económica neoliberal, birlara cerca de cincuenta mil millones de dólares, a los lagartos que, soñando en ganancias "soñadas", (como muchos guatemaltecos), se quedaran en la luna, llorando la confianza depositada en el gángster de cuello blanco, abanderado del "libre comercio". O como el mexicano y los españoles, que hoy que las noticias nos aseguran que hay más celulares en nuestra tierra que habitantes, se enriquecen con millones de quetzales diarios, producto de su estafa a una población ignorante y timorata, que no se da cuenta de ello. Que no repara en tantas llamadas que al solo sonido de la canción escogida, se van a "buzón". O de aquellas que rezan "que el teléfono al que llama se encuentra temporalmente desconectado".

O alcaldes con complejos imperiales, que como aquellos se han encargado de saquear al país, entrándole a cualquier negocio "rentable" no importando si con ello se venden por centavos los recursos de los guatemaltecos. Pareciera que a esta pobre patria nuestra le hubiera tocado soportar todo el peso de tanta corrupción. No se encuentra lugar en el que no destaque ese flagelo. Los tres pilares del Estado son un claro ejemplo de las dimensiones alcanzadas por él. La competencia entre ellos para definir quien es peor, es increíble. Entre programas que esconden detrás de su orientación social, el manejo indiscriminado de cuantiosos fondos públicos, de ONGs "propiedad" de señores diputados que, encontraron en esa veta nacida del proyecto National Endowment for Democracy, creada por el Congreso de la Unión Americana, con claros objetivos geopolíticos y una de las formas de controlar la población a través de "proyectos" financiados por la multitud de ONGs que diseminan la corrupción por donde pasan.

El Sistema Judicial, no se queda atrás y para hacerle competencia a sus pares, el Ejecutivo y el Legislativo, comparten con ellos la enorme cloaca en que se han convertido. Recientes denuncias de jueces, y juezas, para no ser acusado de inequidad de género, comprometidas con "mordidas", solamente muestran una punta del enorme iceberg en el que se revuelcan jueces, magistrados, oficiales y una interminable columna que penetra todo el interior del organismo de nuestra Guatemala.Ante tamaña tragedia, la que se ve adornada con "toppings" de violencia, solamente queda un recurso. Un recurso adormecido aún: la organización de un pueblo. Que cansado de tanta porquería, así como ayer decida romper todo retén y expresar su verdadero sentir... ¡Amén!

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