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martes, 8 de diciembre de 2009

PRONUNCIAMIENTO PÚBLICO del FRENTE POPULAR

En saludo a Las Organizaciones, Participantes y Observadores
De la MARCHA MUNDIAL POR LA PAZ y la NO VIOLENCIA

Guatemala, Diciembre 7, 2009

El FRENTE POPULAR por la Soberanía, la Dignidad y la Solidaridad –FPsds-, organización de Ciudadanas y Ciudadanos de Guatemala, organizados en la lucha por las profundas transformaciones sociales y revolucionaras que el país necesita para alcanzar el real cumplimiento de los Derechos Humanos, Individuales y Colectivos, que sobrepasen las limitaciones de las concepciones individualistas del liberalismo, con un Humanismo Colectivo;

Considerando que la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia:
Busca la abolición total de las armas nucleares, la firma de tratados de no agresión entre países y la renuncia de los gobiernos a utilizar la guerra entre Estados para resolver los conflictos;
Aglutinar las voluntades de toda la sociedad para eliminar definitivamente la lacra social de las guerras;
Generar una conciencia social mundial que condene y elimine toda forma de violencia y discriminación;
Formar una conciencia global que efectivamente actué con una  eficaz respuesta mundial contra toda forma de violencia y discriminación.

Considerando que el movimiento social Mundo sin Guerras tiene como objetivos el desarrollar una conciencia que libere a la Humanidad de la expresión más cruel de la violencia: las guerras, y también de la violencia económica, racial, religiosa, sexual, sicológica, moral y cultural, como la forma para salir definitivamente de la prehistoria humana y dar un gigante paso en el camino evolutivo de nuestra especie y de todas las formas de vida existentes en nuestra Madre Tierra;
Condena y aclara que, es la forma social impuesta al mundo instituido, el sistema social inhumano que genera y promueve las condiciones que promueven la violencia y discriminación, así como el recurso de la guerra;

Recordando y tomando el Espíritu y Letra establecido en el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe, y sus dos Protocolos Adicionales, el Tratado de Tlatelolco de 1967:
Se subraya el principio establecido como parte de la conciencia universal de que “los Estados miembros de las Naciones Unidas se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas;
El entender como un  hecho imperativo que la Proscripción jurídica de la guerra sea estrictamente observada en la práctica, si ha de asegurarse la supervivencia de la civilización y de la propia humanidad;
Que América Latina y el Caribe debe proscribir el flagelo de la guerra nuclear y no nuclear entre Estados, pero además empeñarse en la lucha por el bienestar y progreso de sus pueblos, cooperando paralelamente a la realización de los ideales de la humanidad, o sea, a la consolidación de una paz permanente fundada en la igualdad de derechos, la equidad económica y la justicia social para todos, de acuerdo con los Principios y Propósitos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, y en la Carta de la Organización de los Estados Americanos;
Que el establecimiento de América Latina como zona militarmente desnuclearizada está íntimamente vinculado al mantenimiento de la paz y la seguridad en las respectivas regiones, siendo su objetivo final el desarme general y completo, favoreciendo la consolidación de la paz en el mundo y el hemisferio, fundada en el respeto mutuo y la igualdad soberana de los Estados;
Que aquellos actos de las Partes Contratantes que pueden llegar a poner en peligro la paz y la seguridad pacífica del Hemisferio son condenables y ameritan la intervención del Consejo de Seguridad y a la Asamblea General de las Naciones Unidas y del Consejo de la Organización de los Estados Americanos.

Recordando y convocando el Espíritu y la Letra de la Declaración del Milenio de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 13 de Septiembre del año 2000:
Que entre sus Valores y Principios afirman:
La decisión a establecer una paz justa y duradera en todo el mundo, la determinación de hacer respetar la igualdad soberana de todos los Estados, el respeto de su integridad territorial e independencia política; la solución de los conflictos por medios pacíficos y en consonancia con los principios de la justicia y del derecho internacional; el derecho de libre determinación de los pueblos, la no injerencia en los asuntos internos de los Estados y que la cooperación internacional debe resolver los problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario.

CONVOCAMOS
A las Organizaciones Mundiales, de Base Nacionales, Participantes y Observadores de la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia; Al Ministerio de Relaciones Exteriores y al Estado de Guatemala; A toda la América Latina y al Mundo, a:

Primero: Reafirmar con hechos concretos su vocación antibélica y movilizar la conciencia universal hacia una efectiva condena de las guerras encubiertas y golpes de Estado prefabricados por élites económicas, políticas, religiosas y militares so pretexto de contener el peligroso avance de las ideas alternativas de la Movilización Bolivariana de América del Sur como una respuesta al antihumanismo del sistema socioeconómico ya señalado como un capitalismo salvaje que cada día aumenta la exclusión y condena a muerte a millones de personas en América Latina y el Mundo;
Segundo: Condenar y combatir la carrera rearmamentista que se está desarrollando en el Hemisferio, que se manifiesta tanto por la transferencia de Europa de paquetes industriales para fabricar más sofisticados equipos propios de la guerra y el incremento del uso de los presupuestos nacionales en gastos militares ante las amenazas y proliferación de los hechos que anuncian la enorme posibilidad de conflictos armados entre Estados Latinoamericanos;
Tercero: Considerar la expansión y apertura de más bases militares de los Estados Unidos de Norteamérica en el Hemisferio Latinoamericano, como una clara violación a los principios universales contra las guerras y por consiguiente una flagrante transgresión a las obligaciones internacionales de prevenir y evitar por todos los medios el recurso de la guerra como un mecanismo de solución de conflictos y mucho menos como la forma de mantener su hegemonía económica y política a costa de las tragedias humanas de Nuestros Pueblos;
Cuarto: Exigir a los Estados Unidos de Norteamérica y a su nueva administración que sea consecuente con el cumplimiento de sus palabras de iniciar una nueva era en sus relaciones con América Latina basada en el respeto soberano de la igualdad e independencia soberana de los Estados y hacer honor al recién otorgado Premio Nobel de la Paz, poniendo fin a la expansión militar con el fatuo pretexto de combatir el narcotráfico por medios guerreristas e intervencionistas, así como contra un terrorismo inexistente en el Continente; y,
Quinto: Convocar al los Consejos de Seguridad de la Organización de Estados Americanos y de las Naciones Unidas para que, siguiendo el Espíritu y la Letra del Tratado de Tlatelolco y la Declaración del Milenio, América Latina, además de ser una zona libre de armas nucleares y otras de destrucción masiva, sea declarada una zona de paz permanente y duradera proscribiendo la existencia de bases militares extranjeras en los países del Hemisferio Latinoamericano y en consecuencia exigir el desmantelamiento de las bases militares estadounidenses ya existentes.

La Paz sólo se logra con hechos que confirmen lo expresado en las palabras y cuando las movilizaciones mundiales hagan que la conciencia global sea un hecho concreto. ***

miércoles, 4 de febrero de 2009

NUEVO SIGLO AMERICANO Y LAS GUERRAS DE CUARTA GENERACIÓN, COMO PARTE DE LA ESTRATEGIA PARA LA NUEVA ERA DE DOMINACIÓN HEGEMÓNICA

José Miguel Hernández
Primer Secretaria de Asuntos Políticos
Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Guatemala

Difícilmente el común de las personas alrededor del mundo se detienen a pensar cómo las grandes potencias y, en especial, los Estados Unidos de Norteamérica, orquestan, planifican y calculan minuciosamente las situaciones que pueden favorecer o facilitar el logro de sus objetivos. Ingenuamente, los que resistimos dignamente a las pretensiones hegemónicas del imperio, pretendemos conocer como se articulan las redes y la compleja estructura del sistema estadounidense que diseña a la perfección el caos, la desinformación, la crisis y por último, el derrocamiento de gobiernos o las invasiones “justificadas” con supuestas ideas de libertad y democracia. Constantemente somos bombardeados y manipulados psicológicamente a través de los medios de comunicación, los cuales, siguiendo las pautas modernas, copian formatos ideados en los laboratorios de pensamiento estadounidenses. Así mismo, nuestros jóvenes son impactados por las grandes obras del séptimo arte, las cuales imponen la forma de pensar, de actuar, de caminar, de vestir, de hablar pero además de sentir rechazo por nuestra propia idiosincrasia y gentilicio. Es una contraposición a los valores propios de nuestras sociedades en aras de crear seres de fácil manejo.

No ha sido casual que durante los últimos años, se han podido apreciar con mucha frecuencia en las carteleras cinematográficas, algunas películas que pretenden ser de corte históricos (subtituladas: basadas en hechos reales), en las cuales se presentan tiranos que someten sociedades enteras pero que son enfrentados y vencidos por los heroicos soldados estadounidenses; o cintas de ciencia ficción (así les dicen) que presentan a un héroe radicado en las opulentas ciudades estadounidenses y que se debe enfrentar a terroristas islámicos, depravados y perversos. Lo mismo sucedió después de la guerra de Vietnam y de los acontecimientos de 1993 en Somalia, por ejemplo. Podríamos hacer grandes listas de los acontecimientos que están signados por las estrategias mediáticas y que son diseñadas en los laboratorios estadounidenses pero, más allá de la importancia de denunciar estos hechos, esta el develar cual es el origen de los nuevos planes militares de dominación hegemónica.

A mediados de la década de los 70 el gobierno de Gerald Ford se planteó la necesidad de reevaluar la amenaza soviética y para ello ordenó al director de la CIA, George H. Bush, abrir una división especializada en el estudio sobre la URSS. Dicho equipo de trabajo fue conocido como B25 y estaba compuesto por intelectuales neo conservadores. Finalmente, este grupo de pensadores sobredimensionaron los acontecimientos entre ambas potencias al punto que el gobierno de Ford, en aras de defenderse de una eventual ofensiva por parte de la URSS, reactivo programas armamentistas y aeroespaciales. Este grupo de pensadores habrían logrado su objetivo: mantener la supremacía de los EEUU mediante una actitud prepotente y agresiva, manifestada en su política exterior y como herramienta de disuasión, en el desarrollo de armas sofisticadas.

Para lograr esto se valieron de la manipulación de información pública como por ejemplo, las declaraciones de dirigentes soviéticos. Esta conducta ha servido a través de los años para seguir avanzando en la articulación de estrategias que buscan captar el apoyo de la opinión pública dentro y fuera de las fronteras de EEUU, y en ese sentido debilitar al enemigo en su entorno. Es un lavado masivo de cerebros. Hoy en día, investigaciones muy serias han demostrado como están vinculados medios de comunicación como CNN y sus tentáculos en el continente americano, medios impresos, emisoras radiales, estudios de producción cinematográfica como Paramount Pictures, Metro Goldwyn Mayer, entre otros, con alguna institución u organismo de inteligencia estadounidense, particularmente especializadas en operaciones psicológicas. Esto es una de las partes en la que se divide el sistema de guerra psicológica que se esboza en la conocida “guerra de cuarta generación”, planteado por militares estadounidenses desde 1989.

La guerra de cuarta generación o guerra asimétrica, ha sido la interpretación dada por teóricos de la guerra en los EEUU, a partir del reconocimiento de un enemigo que es inferior en cuanto a su capacidad armamentista y tecnológica pero que puede causar grandes daños, a través de estrategias y tácticas de combate poco usuales y sorpresivas. Es así que, para garantizar la acción en contra de este enemigo, se utilizan mecanismos invisibles pero eficaces. Dichos mecanismos son esencialmente mediáticos, los cuales penetran en la mente de la población y generan cansancio, incertidumbre, desesperanza y desespero en la opinión pública.

Actualmente, esta estrategia imperial se pone en práctica en nuestro continente y lo podemos apreciar fácilmente en valerosos países como Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Venezuela. Ataques en los medios de comunicación nacionales e internacionales fundamentados en mentiras y burlas, las cuales solo calan en las mentes de la burguesía rancia.

Pero esto obedece al nuevo planteamiento del imperio que busca mantener su hegemonía y control mundial; este planteamiento es conocido como “Nuevo Siglo Americano”, diseñado por las escuelas del pensamiento reaccionario y de ultra derecha estadounidense (neo conservadores), donde participan los llamados halcones de la política exterior. El año 2000 representó en definitiva, la necesidad de relanzar la postura de superpotencia de los Estados Unidos y su mantenimiento en el tiempo, dando demostración de poder mediante el uso de la fuerza y el desarrollo de armas de destrucción masiva con tecnología robótica pero, esta vez, con un nuevo enfoque de la guerra.

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