La impunidad se configuró como un sistema de poder para la protección de aquellos implicados, material e intelectualmente, en la política contrainsurgente. Una política que impulsada desde el Estado y desde organismos empresariales y políticos del statu quo, tuvo consecuencias un conjunto de consecuencias para nuestros pueblos y organizaciones: amenaza, exilio, tortura, ejecuciones extrajudiciales, tribunales anticomunistas, desapariciones forzadas y, como su expresión más condenable, la política de etnocidio y genocidio. Una política –que es necesario no olvidar–, fue dirigida y financiada por Estados Unidos, en su afán de contener las luchas de liberación nacional y de transformación social que atentaban contra su hegemonía en América Latina.
Dicho sistema de impunidad ha permitido que los criminales sigan libres e, inclusive, lleguen a ser parte de la conducción del organismo ejecutivo y legislativo. Impunidad que mantiene a muchos de tales criminales como ciudadanos honorables.
No obstante, las evidencias de distinto orden: documentos de los organismos represivos del Estado, declaraciones de los mismos implicados, hasta cientos de osamentas en cementerios clandestinos que inclusive se encuentran en los sitos donde estuvieron y están asentados destacamentos y bases militares, son prueba irrefutable que el Ministerio Público, los denunciantes y las organizaciones que valientemente han enfrentado estos procesos, han sabido utilizar para abrirle curso a estos juicios históricos y que no dudamos concluirán con la condena de los genocidas.
Hoy nuestros miles de hermanos y hermanas, niños, mujeres, ancianos y adultos, que fueron objeto de estos crímenes deleznables, y sus familiares, amigos y compañeros sobrevivientes, empezamos a encontrar justicia y resarcimiento.
El camino es largo e incierto todavía. Las estructuras contrainsurgentes siguen apoderadas y sus mecanismos de poder serán puestos en marcha. Por eso habremos de cuidarnos y estrechar lazos de hermandad y solidarios para contener sus envestidas. El espíritu de lucha debe fortalecerse hasta lograr justicia y paz.
FRENTE POPULAR
Soberanía, Dignidad, Solidaridad
¡Vamos Patria, la lucha continúa!
Guatemala, 30 de enero de 2013
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