martes, 27 de mayo de 2014

LA PUYA: POR LA COHESIÓN DE LA LUCHA

La falta de respeto, el abuso, la prepotencia son consustanciales a un gobierno que cree que los recursos naturales de un país son de su propiedad. Si en algún momento se ve frenado es por la presión social e internacional para cometer desmanes contra la resistencia de quienes defienden estos como parte de una visión mucho más acorde con la racionalidad que debe existir de su explotación la cual no debe reñir con la preservación del ambiente. Y, por supuesto si esta explotación se traduce en beneficios para, en principio, las comunidades cercanas a donde están dichos recursos y, en segunda instancia, para toda la nación a través de un contrato donde gane el país en primer lugar y la parte empresarial en segundo lugar. O sea, con porcentajes mayoritarios para comunidades y nación y menores para la empresa explotadora de dichos recursos. Como en otros países soberanos donde se ha estructurado una ganancia de 51% para el Estado y 49% para las empresas. Ese justo equilibrio trae implícito no solo la transparencia, sino el elemento indispensable del resguardo de la soberanía y el respeto a la opinión de las comunidades donde se instalarán los diversos proyectos extractivos y por supuesto, de la nación toda.
Esta visión más equilibrada, más equitativa es normal en sociedades que han entendido que de no serlo así la confrontación y el conflicto derivarán como algo lógico en lo inmediato o en el mediano plazo. Sin embargo, en Guatemala, las negociaciones que debieran ser de Estado a Estado o de Estado hacia empresas, son manejadas por grupitos oligarcas que manejan a este Estado como suyo y, por consiguiente, se creen dueños de los recursos de todos. Y, quien ose oponerse a ello un enemigo del progreso y el desarrollo. Claro, del progreso y desarrollo de esa oligarquía por desbaratarle esos caprichitos y frenarle los jugosos negocios que de antemano han cerrado con los otros lo que demuestra esa prepotencia inherente a esta clase anodina que aún se cree con derechos de encomienda y repartimiento.
El generalato que nos oprime, no que nos gobierna, pues esto requiere de una buena dosis de autoridad que nunca ha obtenido, tiene, por lo mismo, que recurrir siempre a la represión que va desde el crimen y la golpiza hasta el amedrentamiento y la amenaza. Esos son sus recursos y lo serán hasta que no haya un relevo total, lo que implica una revolución social y un relevo en las cúpulas del poder a favor de los sectores populares. De lo contrario seguirán habiendo estos abusos y prepotencias. Si tienen a un pelele en una pantalla denominada graciosamente Comisión de Diálogo, es como se dice en buen chapin: “para taparle el ojo al macho”, pues, el diálogo jamás puede existir en circunstancias donde ellos han negociado antes con otros sobre los puntos fundamentales del negocio con ventaja, alevosía y secretismo.
El desalojo violento del paraje La Puya, no es más que una repetitiva acción de un gobierno estéril para la mayoría pobre y explotada de este país, cuyo objetivo no es más que seguir esquilmado y saqueando en aras de un enriquecimiento privado de sus su funcionarios. Sin embargo, por su arrogante voracidad no se dan cuenta que el cántaro ha ido muchas veces al agua y está a punto de romperse. Es un ciclo histórico que jamás ha fallado. No obstante esa realidad, la izquierda, especialmente aquella de cuya experiencia se esperaría un liderazgo más activo y comprometido,  sigue siendo miope y no ve más allá de la realidad inmediata lo que la maniata para poder estar a la altura de los hechos cometiendo errores previsibles donde muchas veces pierden la vida inocentes y más vulnerables.
Por ello, ante la confirmación, una vez más, que este gobierno como fiel representante de los intereses oligárquicos nacionales y extranjeros no tiene capacidad de diálogo bueno sería, en principio, unificar las diferentes expresiones de izquierda, sentarse a discutir estrategias y tácticas para enfrentar la política de este Estado represor. En segunda instancia, desconocer a esa triste figura del Comisionado del Diálogo que no ha servido más que para mediatizar y engañar a los que han creído seriamente en ese ejercicio y a los líderes corruptos de la izquierda que estén en contubernio con él. En tercer lugar, unificar la condena nacional a favor de los desalojados en cualquier parte del país. Esto dará no solo cohesión sino una voz única que represente las luchas comunitarias. Y, en cuarto lugar, acudir a las instancias internacionales para denunciar a este gobierno por su engaño y desfachatez.
O la justicia es para todos o no lo es.
¡¡¡La Puya es nuestra bandera de lucha!!!
COLECTIVO “LA GOTERA”

Guatemala, 25 de mayo de 2014

domingo, 25 de mayo de 2014

NUESTRO REPUDIO A LA REPRESIÓN DE PÉREZ-SINIBALDI-CACIF

Como Frente Popular condenamos la represión en contra de comunidades de San José del Golfo y San Pedro Ayampuc, las cuales llevan dos años asentadas en La Puya para resistir al proyecto minero de la transnacional estadounidense Kappes Kssiday & Associates –KCA- y la guatemalteca Exmingua.

Es indignante la complicidad del gobierno de Pérez-Sinibaldi-CACIF que actúa para proteger el vil saqueo del país.  Con cerca de 500 efectivos de la PNC, entre los cuales también estaba al jefe de seguridad de la empresa minera, protegidos con potentes equipos para la represión, con centenares de bombas lacrimógenas, agredieron sin ningún tipo de consideración a niños, ancianos, mujeres –algunas embarazadas–, jóvenes y hombres, quienes en actitud pacífica han estado resistiendo para evitar la actividad minera y para defender el territorio, la vida, el agua y la tranquilidad social, todo contra lo cual atenta esta actividad capitalista. 

La actitud de la resistencia de La Puya ha sido heroicamente pacífica. Y esto se reiteró el 23 de mayo. Sentados y acostados en la carretera, se posicionaron para evitar el desalojo. No obstante, la PNC, acompañados por personeros de la empresa minera, llevaba órdenes del Ministro de Gobernación para desalojar a ciudadanos que reivindican derechos que les corresponden en tanto guatemaltecos, los cuales han sido violados reiteradamente por el Estado.

La represión, fue evidente, se hizo bajo la consigna de reprimir con toda la fuerza posible y  costara lo que costara. Así inicia un episodio de represión desmedida: rociamiento de gases lacrimógenos, agresiones físicas y detenciones, lanzamiento de bombas lacrimógenas como potentes proyectiles, capturas de ciudadanas y ciudadanos dignos de las comunidades aledañas, así como de organizaciones sociales y de Derechos Humanos solidarias.

La consigna implícita del gobierno de Pérez-Sinibaldi-CACIF era: El Oro o la Vida.  O se lograba la entrada de maquinaria de la empresa minera al lugar concesionado para el saqueo, o se reprimiría hasta las últimas consecuencias a la población. Una vez más, el gobierno, como representación de un Estado que históricamente ha sido el instrumento fundamental para garantizar la explotación y el expolio a manos de capitalistas locales (CACIF) y transnacionales, actúo consecuente con su carácter: guardián militar al servicio de la burguesía y el capital transnacional.

Desde cualquier perspectiva que veamos este hecho represivo es injustificable. Es evidente que el gobierno no protege el interés público, el interés común, el interés de todos los guatemaltecos, sino el expolio a manos de empresas capitalistas, el cual podrá ser legal, pero es ética, social, económica y políticamente ilegítimo.  La minería no puede ni siquiera ser justificado como un buen negocio para el país, porque es un vil saqueo de los recursos nacionales, de los recursos públicos. Es evidente que el diálogo planteado por el gobierno ha sido una farsa reiterada, que se corrobora con la brutal represión a la resistencia de comunidades en La Puya que siempre manifestaron su disposición a dialogar.

Ante un gobierno como el de Pérez-Sinibaldi-CACIF, lo único que queda es la resistencia, como ejercicio de Derecho reconocido en la Constitución Política de la República de Guatemala. Tal parece que sólo de esta manera será posible garantizar el interés común y legítimo de los pueblos de Guatemala.

Como Frente Popular reiteramos nuestra solidaridad y reconocimiento a la Resistencia de La Puya, por su lucha pacífica y decidida en defensa de sus derechos, que este gobierno se empeña en negar y violar.

Expresamos nuestra reiterada condena a la represión del gobierno de Pérez-Sinibaldi-CACIF, a quienes responsabilizamos por los hechos de represión estatal o violencia paramilitar (de empresas de “seguridad” privada) que han afectado y que pudieran afectar a las comunidades de San José del Golfo y San Pedro Ayampuc que resisten en La Puya.

Nuestro reiterado llamado a solidarizarse con la Resistencia de La Puya y a fortalecer los esfuerzos para articularnos en defensa del territorio en todo el país.
  
FRENTE POPULAR
SOBERANÍA, DIGNIDAD, SOLIDARIDAD
¡VAMOS PATRIA, LA LUCHA CONTINÚA!

Guatemala, 25 de mayo de 2014.

viernes, 16 de mayo de 2014

PROPUESTAS DEL FRENTE POPULAR PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UN MOVIMIENTO DEMOCRÁTICO Y REVOLUCIONARIO EN GUATEMALA

LA NECESARIA ARTICULACIÓN POLÍTICA

Es indudable que en la coyuntura actual se impone la necesidad de la articulación política de organizaciones y movimientos que estamos luchando, desde distintos frentes, ante la explotación, el expolio y la opresión que implementan las principales formas en que el capital transnacional y local se organiza económica, social, cultural y políticamente, así como el Estado que ha sido construido históricamente para tales fines y que hoy el gobierno derechista del Partido Patriota, como buen operador de tales intereses, implementa a través de sus políticas entreguistas y represivas.

Y es un reto porque enfrentar tales poderes requiere que las luchas se extiendan con acciones a nivel nacional para potenciarse y evitar que sean acorraladas en lo local o regional, en lo sectorial y en subterfugios de diálogo y de subvenciones que mediatizan.  Asimismo, para que tales luchas se conviertan en parte de un programa político que las potencie en la búsqueda de construir poder popular (de clase, étnico y de género) y para tomar el poder del Estado, principal e ineludible instrumento con el cual impulsar las transformaciones históricas y estructurales necesarias.

Pero dicha articulación es y debe ser concebida en su complejidad. Para que dicha articulación se logre debe considerar, entre otros elementos:

1)      El reconocimiento que las organizaciones y movimientos actualmente existentes corresponden a sujetos socio-políticos.

Esto significa que constituyen procesos históricos, presentan distintos arraigos territoriales, han gestado agendas y programas políticos, decidido estrategias de lucha, construido liderazgos y alcanzado distintos grados de desarrollo ideológico y político, entre otros elementos de distinto orden. 

Es decir, esto significa el reto de articular las diferencias en materia de visiones, luchas y prácticas, lo que imposibilita de inmediato la unidad, aun cuando esta debiera ser un propósito en el mediano y largo plazo, pero nunca a ser impuesta. Tal articulación de las diferencias es tan importante como articular aquello que compartimos. Ambas dimensiones, sin duda, pueden permitir gestar conjuntamente un programa político compartido.

2)      Es indudable que si la articulación estratégica es el genuino propósito, se dará prioridad a éste y no a la imposición de la agenda, estrategia y conducción de un tipo de organización.

Esto quiere decir, que si una organización opta por lo electoral porque esa es su búsqueda, no debe pretender imponerla a través de subterfugios a las demás; así como las demás organizaciones deben respetar el hecho de que una organización opte por lo electoral. Anteponer lo electoral o lo no electoral, resultará en un resquebrajamiento de la posibilidad de articulación que en un momento pueda encontrar posibilidad de gestarse. Se afirma lo anterior porque esto es lo dominante en los últimos esfuerzos de articulación política que se expresaron, con sus matices, en el Movimiento Político y Social de Izquierda (MPSI) y la Mesa de Unidad de las Izquierdas o Mesa Unitaria, que antecedieron a la creación del Movimiento Amplio de Izquierda –MAÍZ- y del Frente Amplio, sólo para poner a consideración los dos productos y los dos momentos electorales anteriores al actual, y que fueron oportunidades perdidas por prácticas que deben ser asumidas crítica y autocríticamente.

3)      Antes que pensar en abrir un congreso político, crear una estructura y buscar la aprobación de estatutos, debe garantizarse que se han dado los avances necesarios para lograr dicha articulación.

Esto pasa por reconocer avances, como los gestados por los Consejos de Pueblos, por las organizaciones de mujeres, por los partidos políticos, aun cuando presenten limitaciones de distinto orden.  Igualmente importante será la relación que se geste entre la ciudad capital y los departamentos, entre lo rural y lo urbano, entre las distintas formas de organización y lucha sectorial y territorial, entre los distintos pueblos, entre las distintas identidades y liderazgos. Y esto impone diálogo, en el cual se hable y se escuche, en el cual se maduren propuestas estratégicas y tácticas compartidas.

Todo esfuerzo de articulación política, encuentra ciertas posibilidades en cada momento y coyuntura. Esto podría afirmarse para el contexto de la dinámica electoral. Sin embargo, como ha sucedido en los anteriores intentos, pretender que dicha articulación sea por y para lo electoral, subsumida además en las cooptaciones, imposiciones, luchas por cuotas y hasta deslealtades, enmarcada en el estricto pragmatismo, cortoplacismo y lógica partidaria, resultará en un ensayo que aportará, antes que a la articulación, a retrasarla cuando no a impedirla.

Es legítimo, aunque algunas personas u organizaciones no lo compartan, que se haga llamados a crear frentes o movimientos político-electorales. Pero esta pretensión debe ser planteada de forma explícita y con lealtad, y no pretender imponerla con subterfugios a un esfuerzo de articulación que podría tener posibilidades en el mediano y largo plazo, en sentido estratégico. En ese sentido, lo que se crearía sería una articulación electoral y quienes no estén de acuerdo con ello o con el momento y las condiciones alcanzadas para ello, tendrían todo el derecho de alejarse de dicho esfuerzo.

Es necesario plantear que la electoral es una forma de lucha, que podría llegar a ser la estrategia política. Sin embargo, ante las características del régimen político, la lucha electoral no encuentra justificación en este momento y en este contexto para convertirse en la estrategia política de las organizaciones y movimientos que pretenden las transformaciones que nuestro país y que  los pueblos y sujetos políticos necesitan y requieren. Para esto necesitamos avanzar primero en esa articulación política, marco en la cual deberá concebirse, entre otros asuntos, la estrategia necesaria, en donde la lucha electoral sea analizada en sus posibilidades para convertirse en estrategia política o en una forma de lucha secundaria y complementaria.

Para competir en la contienda electoral se requiere recurso financiero y medios de difusión masiva, que la izquierda no posee. El factor a partir del cual podría empezar a romperse con las limitaciones fundamentales ante tales carencias, se encuentra en la organización, que en este momento histórico pasa por la articulación de organizaciones, movimientos y liderazgos. Sin esto se podrá participar, en buena medida validando el sistema político, pero no se podrá competir por el control del gobierno y menos por la toma del poder del Estado.

Es por ello que como Frente Popular ponemos a discusión estas propuestas que, creemos, pueden contribuir a gestar un movimiento democrático y revolucionario, no como unidad –todavía– sino como articulación política que se geste como movimiento.

Un nuevo movimiento que:

·                  Sea permanente y no coyuntural
·                  Respete la autonomía e independencia de todas las organizaciones políticas y sociales que lo integran. Se base en el principio de articulación desde las diversidades.
·                  Fortalezca la articulación política en perspectiva de gestar estratégicamente la unidad en la diversidad.
·                  Coordine y dirija la acción colectiva de resistencia y ofensiva para la toma del poder. Integre una dirigencia colectiva y representativa.
·                  Parta de una visión estratégica y no restringida a lo electoral.
·                  Se conciba como un Movimiento desde y para los sectores y pueblos en condiciones de explotación, opresión y exclusión.
·                  Tenga un carácter antiimperialista, de liberación nacional y el desarrollo soberano del país.
·                  Que geste toda decisión programática, de estrategia y de lucha como acuerdo, tomando en cuenta la búsqueda estratégica y coyuntural.

Un movimiento que tenga como líneas de trabajo y movimiento estratégico

·                  La discusión y debate sobre la cadena de la explotación, dominación y opresión (capitalismo, patriarcado, colonialismo y racismo)
·                  La articulación a nivel territorial y nacional.
·                  La construcción de la dirigencia colectiva.
·                  La movilización de resistencia desde el territorio hacia el nivel nacional, con perspectiva de clase social y de pueblos, en lucha por la soberanía nacional y la soberanía alimentaria.
·                  La movilización nacional para la toma del poder del Estado.
·                  La formación político-ideológica.
·                  La gestación de una hegemonía popular (anticapitalista, antiimperialista, anti-racista, anti-patriarcal y anti-machista)
·                  La gestación de una economía solidaria de autofinanciamiento para garantizar nuestra independencia ideológica y política.
·                  El hermanamiento con otros pueblos y organizaciones afines que contribuyan a gestar las luchas compartidas.

Un movimiento que se plantee como objetivos de un Programa Mínimo

·                  De-construir y construir los nuevos sujetos políticos de la revolución guatemalteca.
·                  Luchar por los derechos humanos de todos los tipos, órdenes y ámbitos.
·                  Construir un Estado Democrático, Popular, Plurinacional y Revolucionario.
·                  Superar el actual modelo de acumulación de capital mediante el establecimiento de un modelo de desarrollo basado en el buen vivir, planificado y soberano.
·                  Defender y recuperar la soberanía nacional ante los enemigos políticos, sociales económicos y culturales, internos y externos.
·                  Aportar sustancialmente a la construcción de la Patria Grande, Nuestra América, sobre la base de la dignidad, solidaridad, complementariedad y la defensa común en contra de cualquier forma de imperialismo.

Sirvan estas propuestas como objeto de reflexión. Finalmente lo importante es encontrar el camino acertado para transformar todo aquello que debe ser objeto de transformación, sin lo cual será imposible la vida en y con dignidad.


FRENTE POPULAR
Soberanía, Dignidad, Solidaridad
¡Vamos Patria, la lucha continúa!


Guatemala, mayo de 2014.

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